La sede de los cazadores

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<<¿ Una luna superior?>>   Pensaste.    

-Yamato por lo menos debió tener la decencia de decirle a su hija todo- Continuo Akaza.  Lo miraste un tanto desconcertada, pero a tu memoria vinieron todas las respuestas cuando recordaste los cuentos de tu padre.    

<<¿Así que todo es real?>>  Las historias de tu padre sobre los demonios, sobre los héroes a los cuales llamaba pilares, todo era real.  Akaza caminaba lento hacia ti . Cuando te diste cuenta de esto el de tatuajes ya no estaba frente tuyo.   

-Divierteme un poco pequeña por favor.-  El de ojos  color  miel  se encontraba detrás tuyo, cuando reaccionaste era demasiado tarde una patada fue a dar directo a tus costillas haciendo que atravesaras el dojo, quedaste tumbada frente al lago.    

<<No me puedo quedar aquí...>>  Tus palabras salieron entre cortadas, un silencio se apodero  del jardín,  sentiste una mano en tu cabello Akaza jalo de ellos haciendo que te levantaras.  

 -Has resistido bien niña, veamos hasta donde puedes aguantar la respiración-  Akaza te tomo del cuello apretándolo, sentiste como apretaba cada vez más, ya no podías respirar.  

<<Dios por favor ayúdame>>  Akaza te soltó lanzándote a las puertas del patio trasero de la casa. Los rayos del sol se veían en el cielo.  

Seguiste tirada por varios  segundos hasta que con las pocas fuerzas que te quedaban apoyaste tus manos en el suelo, tosiste un poco de sangre, limpiaste tu boca y  te seguiste levantando, ya no sabías si era tu voluntad o dios te apreciaba demasiado pero continuaste hasta deslizar la puerta, la escena era espantosa tu hermana, tu preciosa hermana yacía en el suelo en un charco de sangre .  

- Ka... Kazumi...-  Como pudiste la volteaste viste esa escena de horror que pensabas jamás se borraría de tu memoria.  Tu hermana había sido desgarrada, las cuencas de sus ojos estaban vacías, sus senos habían sido mordisqueados, su vientre estaba abierto por la mitad dejando ver sus órganos. Tapaste tu boca y tus lagrimas comenzaron a correr por tus mejillas. Cuando te calmaste juntaste tus manos a modo de oración:   -Por favor dios ayúdala-   Seguiste al cuarto de tus padres y ahí la escena no era mejor que la anterior.  Tu madre yacía a un costado de la cama, su sangre estaba plasmada en las paredes de la habitación, tocaste tu costado y te comenzaba a agotar el dolor, el sudor rodaba por tus rostro al igual que tus lagrimas y la sangre que escurría de un lado de tu boca. Continuaste al patio que daba a la habitación de tus padres. te tiraste al suelo cuando la cabeza de tu padre  quedo a tus pies. 

Saliste corriendo de ahí, pero una punzada en tu costado te tumbo cuando llegaste a la calle, ahí  miraste a una persona de cabello negro, él te miro.   - Por... por favor... ayúdame-  Susurraste, pues el aire ya no corría bien por tus pulmones.   El pelinegro se acerco hacía ti y posterior mente se inclino.  Sus ojos azules hicieron contacto con los tuyos.  Ahí frente aquel chico te desmayaste. 

 

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El pilar más poderoso (Rengoku x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora