🌻•~🇲🇽REINICIÓ🇲🇽 ~•🌻

CAPITULO 18.

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Eran las 9 de la noche y los países, científicos, asistentes e estados de la republica mexicana ya estaban tratadas luego de enfrentarse a un soviético salvaje, pero eso no era todo lo que tenían que enfrentarse, tenían que estar cara a cara con el padre de mexica: Imperio Azteca y su furia ante ellos.

Los involucrados con esta confusa situación fueron por gusto cof*cof*obligados cof*cof* a ir al comedor. Con el imperio estaba mas que molesto, no enojado, no furioso que por culpa su hijo ahora se encontraba en ese estado a causa de un experimento que se suponía que tenia que curar la corrupción, aparte de que lo dejaron media hora fuera de la casa y al final los chocolates que hizo se derritieron. 

''Ya no les voy a dar chocolates por dejarme solo con mi soledad esperando como un perro'' pensó el azteca mientras fulminaba a los que estaban cerca de el en la mesa del comedor y estos en respuesta tragaron saliva con la presencia que desprendía el padre de México. Con solo un vistazo ante el, sentían como si mil dagas se encajaran en sus ojos si tenían la osadía de retarlo o simplemente mirarlo a los ojos.

Si se preguntan donde esta URSS el esta aun inconsciente en el suelo por los golpes dados por el par mexicano y Daniel. Y con respecto a los hijos de este, ya salieron del cuarto donde estaban cautivos. Con mexica este estaba en medio de Imperio Azteca y España comiendo un poco de los chocolates que hizo su padre olvidando completamente que ya había hecho comida antes y aun no la guarda en el refrigerador.

Volviendo a la situación principal, Azteca estaba sentado en el centro de la mesa y los demás estaban sentados o parados esperando el mayor regaño de su vida, a excepción de México quien fue el afectado y por ser su amado hijo.

Nadie decía nada no por temor... bueno, si lo hacen por temor porque ese sujeto se enfrento a puño limpio al soviético y ni siquiera parecía herido o cansado. 

─Bien... estoy esperando su explicación de que mi hijo ahora este en este estado. Y quiero una buena por que sino, juro por el Mictlán que los degollare y los haré guisado con salsa roja si deciden mentirme, y créanme que se cuando alguien me mente─ amenaza a los presentes haciendo que todos sudaran de los nervios.