—Deberíamos hablar con las demás cortes, esa bruja no podrá contra todos nuestros ejércitos juntos—dijo Hassan golpeando la mesa con un dedo.
— ¿Estás prestando atención siquiera? —le espetó Layla—Amarantha tiene los poderes de los Altos Lores, todos ellos. Y los nuestros también, ya que estamos.
Kira se masajeó las sienes, presintiendo el dolor de cabeza con el que saldría de la reunión, y observó a los hermanos discutir. Hassan y Layla habían nacido discutiendo, no le quedaba duda. Cuando era niña había creído que se odiaban, pero había aprendido a ver el feroz amor que se tenían a pesar de las peleas.
Todavía le parecía extraño, pues era rara la vez que su hermana y ella peleaban pero cuando lo hacían, no se hablaban por días. Había algo envidiable en la forma en que los hijos del Alto Lord ponían de lado sus diferencias con tanta rapidez.
—Kira podría inmovilizarla para que los Altos Lores den el golpe final—insistió Hassan—. No se esperará un ataque justo ahora que estamos desequilibrados.
— ¡Porque sería una locura atacarla ahora! —dijo Layla levantándose y caminando por la sala.
Isaac y su esposa, Joann, miraban a sus hijos desde uno de los sillones. No habían dicho mucho en lo que llavaba la reunión pero Kira los conocía lo suficiente para saber que la dureza en sus rostros se debía a la rabia.
—Aunque lográsemos reunir las siete cortes para enfrentarla—dijo Kira cuando Hassan la miró en busca de apoyo—, lo cual es más fácil dicho que hecho, sus escudos son una maldita caja fuerte. Tal vez podría haberlos traspasado con tiempo y mis poderes al completo, pero ahora...
No se atrevió a terminar la frase, su amigo ya lucía bastante desolado. El ambiente en la sala se tornó más pesado, se estaban quedando sin ideas. El padre de Kira se acercó a donde ella estaba en la ventana. Todos creían que el jefe de espías de la Corte Verano era sombrío y cruel, pero el macho que ella conocía era bondadoso y paciente. Él le había enseñado a escuchar conversaciones a escondidas tan pronto había aprendido a hablar.
—Todavía tienes tus otros poderes.
Kira apretó los labios. —Si Amarantha fue lo suficientemente lista para engañarnos a todos, estoy segura de que lo habrá sido también para tomar precauciones contra ataques físicos. Y esa magia también está disminuida.
El rumor del mar y la ciudad llenaron el silencio que siguió. Kira miró por la ventana, las calles llenas y rebosantes de vida, los barcos que iban y venían por la costa, los edificios de piedra blanca y tostada bañados por el sol. La Corte Verano tenía ciudades preciosas pero la capital, Adriata, siempre había sido la favorita de Kira.
El Alto Lord y su familia pasaban las últimas semanas de invierno y las primeras de primavera allí y luego se movían por las distintas residencias que mantenían en todo el territorio. Era una buena forma de mantener contacto con su gente, le había explicado Isaac una vez. De pequeña, Kira había deseado más que nada viajar con ellos, conocer el resto de su Corte, y cuando finalmente la habían llevado a la capital, había quedado completamente enamorada. Como emisaria todavía viajaba con ellos, pero regresaba a Adriata siempre que podía.
Ese era su hogar. Por mucho que amase la casa de sus padres en el bosque o la ciudad en medio de las montañas donde pasaban los meses de otoño, Adriata era ese lugar que siempre añoraba sin importar qué. Incluso tenía su propio departamento allí; su pequeño escondrijo, como le decía cariñosamente Layla.
—Tiene que haber algo que podamos hacer—dijo rompiendo el silencio, no podían permitir que Amarantha ganara—. No podemos quedarnos de brazos cruzados, ya vieron lo que hizo con la Corte Noche.
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Rhysand - Bajo la Montaña
FanficAmarantha construye su propia Corte de las Pesadillas en Bajo la Montaña y Kira, la emisaria de la Corte Verano, deberá aprender a sobrevivir en ese nuevo mundo de horrores, donde cada paso o respiración equivocada pueden llevarla a su muerte y la d...