Era una composición hermosa. Los colores del fuego y la tierra bailando en cada esquina del bosque, el crepitar de las llamas en cada paso sobre las hojas resecas. Cada corte tenía una belleza única y Otoño no era la excepción, sin importar la putrefacción de sus gobernantes.
Kira le dio un último mordisco a la manzana que había tomado de un árbol cercano y lanzó el corazón al suelo. Observó los haces de luz que cortaban entre las altas ramas y las sombras. Era casi mediodía. Kendra estaba oficialmente retrasada.
Maldijo en silencio y volvió a repasar sus alrededores para asegurarse, por décima vez, de que estaba sola. Tenía que irse, lo sabía, ya había esperado demasiado y si su espía no había aparecido ya era porque no vendría. O no lo haría sola.
Vaciló, la magia zumbando a medida que se movía por su cuerpo para transportarla. Se relajó y la magía se disipó, podía esperarla un momento más. Kendra había sido una de sus mejores espías, obteniendo información muy valiosa y acertada sobre los planes de Beron y la corte. Llevaba trabajando como mucama en el palacio de Otoño desde antes de que Kira naciera y llevaba pasando información a Verano casi el mismo tiempo. Nunca había fallado y nunca había llegado tarde a una reunión.
Pero esa no era una reunión cualquiera. Su posición se había visto comprometida, Kendra creía que sospechaban que era una espía y temía por las represalias. Cualquier corte aplicaría castigos horribles sobre un espía pero Otoño era probablemente la peor. Kira había estado de acuerdo con que el riesgo era muy grande y había empezado con los planes para reubicarla.
Eso había sido el día anterior. Kira había querido hacer todo de inmediato pero Kendra tenía que volver por su pequeño hijo. Así que habían acordado encontrarse la mañana siguiente en el mismo lugar de siempre. Y ahora no aparecía ninguno de los dos. Si algo les había pasado...
Tendría que aceptarlo, se dijo. Era parte del trabajo, siempre lo había sabido así como lo había sabido Kendra. Pero también era su responsabilidad proteger a sus informantes y entonces le habría fallado. Suspiró frustrada, eso solo añadía un nombre más a la lista de muertes y otro a la de personas a las que Kira había decepcionado. Le rogó a la Madre y al Caldero que si ya habían atrapado a Kendra le concedieran una muerte rápida e indolora pero sabía que la torturarían hasta que confesara todo lo que sabía, lo cual no era mucho. Ni siquiera sabía para quién trabajaba, solo la información que debía recolectar y dónde y cuándo encontrarla. No había forma de que la conectaran con ella. A menos que les dijese que iban a encontrarse allí esa mañana.
Las hojas crujieron no muy lejos. Un rayo de sol solitario brilló sobre la hoja de la daga de Kira, justo sobre la inscripción. La figura de Kendra apareció finalmente entre los árboles, agitada y pálida. El niño en sus brazos miró a Kira aterrado pero no lloró.
— ¿Te siguieron? —preguntó, no se permitiría relajarse hasta asegurarse de que todos estuvieran a salvo.
El corazón de la hembra latía desbocado, sus jadeos resonaban en el silencioso bosque. Su miedo se mezcló en el viento; muy en el fondo podría haber unos trazos del de Kira también.
—No, pero no pasará mucho hasta que noten que no estamos.
Kira vaciló un momento, mirando sobre el hombro de Kendra. Se había demorado mucho y el estado en el que estaba... Se sintió un poco mal pero aún así entró en la mente de la hembra para asegurarse de que estuviera diciendo la verdad. Veloz y desapercibida, recorrió todos los eventos de la mañana y el día anterior.
Ya tenían que saber que no estaba, no se había presentado a sus tareas de la mañana. Alguien tenía que haberla estado vigilando... Kira cruzó el espacio entre ellas a toda velocidad, justo cuando el viento les trajo el sonido de los sabuesos de Beron. Estaban lejos todavía, solo hizo falta medio paso para que los tres se adentraran en la oscuridad.
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Rhysand - Bajo la Montaña
FanficAmarantha construye su propia Corte de las Pesadillas en Bajo la Montaña y Kira, la emisaria de la Corte Verano, deberá aprender a sobrevivir en ese nuevo mundo de horrores, donde cada paso o respiración equivocada pueden llevarla a su muerte y la d...