La pequeña montaña se alzaba imponente frente a ellos sobre el velo de niebla que los rodeaba. Detrás, la tierra se plegaba en acantilados brutales y un mar violento, del color del estaño, que no se parecía a ninguno que Kira hubiera visto. Ella nunca había visitado la Prisión pero había oído suficientes historias para nunca querer entrar.
Los tres estaban enfundados en lo que Kira asumía que eran la vestimenta típica de los ilyrios. Era cómoda y mucho más resistente que su ropa usual de trabajo. Los cinco cuchillos que traía también eran un peso reconfortante. Pero nada era suficiente para calmar la ansiedad que le atacaba el pecho cada vez que miraba el cerro alto, de cima chata, piedra gris y musgo. La Prisión no tenía puerta.
Una hora antes, había estado tan absorta escribiendo la cuidadosa solicitud para visitar la Corte Verano que no se le había ocurrido preguntar qué tenía que esperar del lugar. La idea de llevar a Rhys a Verano la entusiasmaba, incluso si él solo le había dicho que tenía una teoría que confirmar con el Tallador de Huesos y que podrían necesitar ir a Verano si resultaba tener razón.
— ¿Dónde estamos? —preguntó Feyre, las primeras palabras después de transportarse ahí. Temblaba, ya fuera por el frío glacial del lugar o por los recuerdos.
—Una isla en el corazón de las islas Occidentales—dijo Rhys mirando la montaña—. Y eso—dijo señalándola— es la Prisión.
—No veo nada.
—La roca es la prisión—le explicó Kira—. Y ahí dentro están las criaturas más horrendas, más peligrosas y más criminales que te puedas imaginar.
Feyre permaneció en silencio, más pálida con cada palabra.
—Este lugar—dijo Rhys— se construyó antes de que existieran los altos lores. Antes de que Prythian fuera Prythian. Algunos de los presos recuerdan esos días. Recuerdan una época en la que era la familia de Mor y no la mía la que dominaba el Norte.
— ¿Y por qué Amren no quiere entrar aquí?
—Porque ella estuvo aquí prisionera una vez.
—No en ese cuerpo, supongo—dijo Kira.
Una sonrisa cruel.
—No. Para nada.
El miedo de Feyre llenó el aire. Kira le tomó la mano y le dio un apretón.
—Caminar ayuda a dominar el pánico—dijo con tranquilidad—, y lo que ayuda es recordarse que salimos de ahí abajo. Que todos salimos.
—Por los pelos. —Trató de respirar pero empezaba a caer en una espiral de ansiedad. Kira la sujetó por los hombros, apretándola un poco.
—Respira conmigo. Inhala hondo. Contenlo. Suelta. —Su propio corazón se relajó con el ejercicio—. De nuevo. Muy bien. Estamos juntos en esto Feyre, no estás sola. Es difícil para todos, pero podemos con esto.
Pasaron unos minutos, continuaron respirando juntas hasta que Feyre pudo dar el primer paso hacia la montaña.
Treparon por la ladera de la montaña en un silencio enervante. La tierra estaba llena de gravilla verde y flores que se sacudían con la brisa pero todo allí se sentía muerto. Subieron hasta que la parte superior de la montaña se convirtió en una pared. En un movimiento rápido, Rhys sacó la espada que llevaba en la espalda.
Kira observó su postura con atención, la forma en que los músculos de su espalda se tensaron y relajaron, el tendón de su cuello y la línea afilada de su mandíbula. Rhys era todo poder, ella lo había presenciado muchas veces. Pero, ¿con armas? Era una belleza completamente distinta, más salvaje pero aún así refinada y elegante. Verlo moverse en los entrenamientos era hipnótico, sus movimientos precisos y despiadados. Kira podía decirse a sí misma que simplemente admiraba su técnica para aprender más hasta que él se sacaba la camisa y de golpe lo único que podía pensar era en anatomía.
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Rhysand - Bajo la Montaña
FanficAmarantha construye su propia Corte de las Pesadillas en Bajo la Montaña y Kira, la emisaria de la Corte Verano, deberá aprender a sobrevivir en ese nuevo mundo de horrores, donde cada paso o respiración equivocada pueden llevarla a su muerte y la d...