— ¿Estás lista?
Rhys se había vestido con su mejor traje y no llevaba ningún arma visible. Como si alguna vez las hubiera necesitado. Kira se miró de nuevo en el espejo y alisó nerviosa las arrugas invisibles de su vestido. Nuala y Cerridwen la habían ayudado a prepararse, tenía un delicado maquillaje que resaltaba sus facciones y un elegante peinado. El vestido era de los que usaba cuando trabajaba como emisaria, de colores alegres y llamativos pero con un corte elegante.
—Te falta algo—comentó Rhys entrando a la habitación. Tomó la diadema de estrellas que habían dejado las furias en el escritorio y la colocó casi con reverencia en su cabeza. —Eres sin lugar a dudas, la más hermosa de este mundo.
Los nervios afloraron otra vez, por razones completamente ajenas a la misión política que les aguardaba. Él pareció darse cuenta de lo que había dicho porque miró hacia otro lado incómodo, se rascó la barbilla en un gesto nervioso.
Kira también apartó la mirada, aunque no deseaba nada más que tener esos ojos violeta observándola como si no hubiera mejor vista. Admiró su reflejo, la diadema no era más que un lindo accesorio con el que Rhys siempre había disfrutado vestirla, pero aunque jamás lo admitiría, la hacía sentir bien. Se veía importante y digna de respeto.
—Tengo miedo—confesó. —Mi relación con Verano pende de un hilo, pero haré todo lo que esté en mis manos para que Tarquin nos de el libro.
Su rostro no mostró expresión cuando se paró detrás de ella para enderezar las tiras de su vestido. Seguramente para ocultar el escepticismo, pensó Kira.
—Todo saldrá bien. Siempre está el plan B.
El plan B era robarlo. Feyre tenía los poderes de los Altos Lores y podría encontrarlo, podría tomarlo. Kira no podría ser de ayuda con esa información, nunca había oído del libro y mucho menos sabía que había un artefacto tan importante en el castillo. O al menos esperaban que estuviera en el castillo.
Un escalofrío le recorrió la espalda. Había tantos recuerdos en Adriata, en el castillo. Las últimas veces que había ido apenas había sido capaz de permanecer allí unas cuantas horas y ahora se quedarían días, dormirían allí. Apartó esos pensamientos, tenían una misión, no podía haber distracciones.
—Vamos, antes de que me acobarde.
Solo Feyre, Amren, Rhys y Kira irían. Cassian, por supuesto, había discutido, pero después del desastre con el edificio no era bienvenido en la corte. Kira se aferró a la mano de Rhys y el mundo se dobló en dos un momento. La brisa salada y cálida le acarició el rostro antes de siquiera abrir los ojos. Una parte de la ansiedad se desvaneció, deseaba nunca dejar de emocionarse por estar en Adriata.
Frente a ellos, media docena de personas los esperaban al otro lado de las puertas de cristal del palacio. Se soltó y dio unos pasos hacia adelante, totalmente sumergida en su rol de emisaria y aunque no lo quisiera, dejó que la máscara de asesina despiadada ocultase su verdadera identidad.
—Mi lord—dijo inclinándose ante Tarquin. Las palabras tenían gusto a ceniza.
Él asintió de forma casi imperceptible.
—Bienvenidos a Adriata.
Rhys habló lentamente:
—Me alegro de verte otra vez, Tarquin.
Los cinco que estaban detrás del alto lord de Verano intercambiaron miradas preocupadas de distinta severidad. Kira quiso rodar los ojos, un tirón de diversión la recompensó al otro lado del vínculo.
Rhys deslizó una mano en el bolsillo y con la otra señaló a Amren.
—A Amren, creo que la conoces... Aunque no os veis desde tu... ascensión al trono. —Una gracia elegante, calculada, acompañada de un filo de acero.
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Rhysand - Bajo la Montaña
FanficAmarantha construye su propia Corte de las Pesadillas en Bajo la Montaña y Kira, la emisaria de la Corte Verano, deberá aprender a sobrevivir en ese nuevo mundo de horrores, donde cada paso o respiración equivocada pueden llevarla a su muerte y la d...