Tiempo juntos - primera parte.

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Narrador desconocido:

Yamaguchi y Tsukishima pasaron el resto del día juntos. En aquellos momentos, el chico rubio trataba de ser amable con el peliverde para no hacerlo sentir mal, y para no hacerse sentir mal a sí mismo.

Al llegar a la noche, ambos se despidieron en un lugar cercano al hogar de Yamaguchi. Un abrazo y un beso en la mejilla fueron aquellos gestos con los que la noche de amos había dado fin.

A la mañana siguiente,  Yamaguchi envió un mensaje a su ahora novio invitándolo a salir.
Tsukishima, por temor a lastimar al contrario, aceptó aquella primera cita.

Perspectiva de Tsukishima:

Me levanté de mi cama después de responder aquél mensaje. Me di una larga ducha, pues la cita no era hasta en la tarde.
Al terminar de lavarme, solamente me vestí con ropa casual para el verano ya que hacía bastante calor.

Me dirigí al comedor en el cual estaba mi madre con el desayuno listo.
Suspiré y me senté en una de las sillas para comer.

Después de aquello, esperé un rato hasta que al fin se acercó la hora de la cita; sinceramente no tenía ganas de ir, sin embargo, mi excusa es el no lastimar a Yamaguchi.

Aparentemente, llegué a tiempo, pues él ya estaba allí.
Al mirarme me saludó con una gran sonrisa, el reflejo del sol sobre su rostro hacía notar más sus pecas, las cuales parecían constelaciones a plena luz del día.

En fin, le devolví el saludo.
Nos acercamos el uno al otro caminando de manera serena. Al estar frente a frente, Yamaguchi me dio un fuerte abrazo y yo lo correspondí.

Estábamos en una plaza por lo cual bastantes personas nos miraban. Me avergoncé.

Pedí a Yamaguchi que me dejara para poder caminar hacia aquél cine dentro del *centro.
Él asintió diciéndome "Lo siento, Tsukki".

Al estar por fin en el cine, ambos nos decidimos por una película de terror.
Compramos golosinas y popcorn para después entrar a la sala en donde veríamos la cinta.

Yamaguchi escogió un par de asientos en la última fila que estaba vacía.
Eran asientos sin lugar a vistas ajenas. Fue inteligente por parte del peliverde pero igualmente fue bastante cliché.
Al sentarnos uno al lado del otro, Yamaguchi tomó todos los snacks y los puso en nuestro medio.

Sin mirar, decidí tomar una golosina cualquiera, y nuevamente como si de una película romántica cliché se tratase, Yamaguchi tomó por accidente la misma golosina haciendo así que nuestras manos se tocaran.

–Vaya.– Dije alzando una ceja.–
–Lo... Lo siento, Tsukki, yo...–

Yamaguchi estaba sonrojado, y apesar de la oscuridad del sitio, podía distinguir ese color carmesí que ocultaba sus pecas.

Aprovechando su vergüenza, tomé su mano correctamente entrelazando mis dedos con los suyos.

–No digas más, la película va a comenzar.–

Le dediqué una sonrisa y él la devolvió; con aún aquél sonrojo, Yamaguchi se acercó a darme un beso en la mejilla, y después solo vimos la película sin soltar nuestras manos.

Fin, primera parte.

*En mi pueblo un centro comercial (centro) y una plaza son lo mismo, solo cambian el nombre para no repetirlo en una misma frase, oración o charla.

Lo siento, pero no te amo. ‹TsukiYama›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora