Secreto.

277 28 9
                                    

Yamaguchi aún me miraba con ilusión, dolía tanto que no quería mirarlo.
Me sentí como un basura que no lo merecía en aquél instante en el que me pidió un noviazgo.

No, no debería aceptar, no debería mentirle de nuevo en un mismo momento. Yamaguchi debía ser feliz realmente, no con mi falsedad.

–Si, hagamos esto oficial. Seamos novios, Yamaguchi.–

Si, me contradije yo mismo como si estuviera mintiéndome de manera descarada.
Yamaguchi soltó el llanto, ¿sabía que jugaría con él?.
No, estaba sonriendo mientras sus lágrimas rodaban por sus mejillas hasta llegar a su cuello.

"No llores... No quiero verte llorar, mucho menos por mi."

Justo antes de que Yamaguchi pudiera decir una palabra, a lo lejos escuchamos una estúpida e irritante voz gritando "¡Idiota, Kageyama idiota!".

–Ahora qué.– Dije molesto.–

Yamaguchi no dejaba el abrazo, yo quería que me soltara ya. Hinata y Kageyama se acercaban y no quería que nos vieran de esta manera.
Exacto, soy un cobarde.

En el momento en que  al fin me dejaría del abrazo del peliverde, sentí una mirada.
Hinata estaba frente a nosotros observando con sorpresa.
Kageyama corría hacia nosotros probablemente buscando principalmente al pelirrojo, pues gritaba "¡Tonto, Hinata tonto!".
No podía haber un momento con tanta idiotez e incomodidad junta.

Alejé a Yamaguchi rápidamente de mi, miré a Hinata con molestia y suspiré.

¿Quién te dijo que podías mirar a la gente así, enano?.–

Hinata encogió los hombros y miró a Kageyama quien ya estaba aquí. Alzó sus cejas y, con una estúpida mirada picara miró a Yamaguchi.

–Nadie, solo quería ver a los novios porque, son novios ya, ¿o no?.–

–Si, Hinata, Tsukki y yo...– Lo interrumpí.–

–No, él y yo no estamos saliendo.–

–Lo... Lo siento Tsukki.–

Hinata hizo un puchero molesto y dijo "¿Enserio?, que aburridos.", en cambio Kageyama solo nos miró sin decir palabra alguna.
Yamaguchi estaba triste, y lo comprendía pues había negado nuestra relación.

Al ver al par marcharse, me giré hacia el peliverde quien estaba casi llorando, esta vez de tristeza.
Carajo.

–Lo siento, de verdad, pero me gustaría que por ahora saliéramos en secreto.–

Yamaguchi asintió con la mirada gacha.
Suspire y rápidamente levanté el rostro ajeno para dejar un beso corto en los rojos y suaves labios de éste.

Él volvió a sonreír.

Me sentí culpable.

Lo siento, pero no te amo. ‹TsukiYama›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora