Capítulo 40

34 2 0
                                    

Un hermoso regalo

Niall

Me desperté más temprano de lo normal ya que tenía que dejarle el regalo a Emma.

Me bañé y me cambié para luego bajar a desayunar.

- ¿Por qué te has despertado tan temprano si tus clases son más tarde?

- Buenos días a ti también mamá. Lo que pasa es que quiero ir al hospital a dejarle esto a Emma.

- Me parece muy bien - Dijo mi papá.

- Pero primero siéntate para que comas.

Hice caso y comí unas tostadas con mermelada y jugo de naranja. Seguido de esto subí al baño para lavarme los dientes y finalmente bajé para despedirme de mis papás y salir.

En el camino decidí ir a una florería, a la única que abría temprano. Era el negocio de una amiga de la familia, en realidad es más amiga de mi mamá.
Me estacioné, bajé y entre haciendo que una campanilla sonara.

- Niall, que sorpresa.

Se acercó y me dio un abrazo.

- ¿Cómo estás Ruth?

- Muy bien, ¿y tú? ¿Qué te trae a mi florería?

- Pues, quería unas flores para mi novia.

- ¿Alguna ocasión especial?

- La verdad es que no... Está hospitalizada y quiero hacerla sentir mejor.

- Entiendo - Me dio una sonrisa cálida - Tu mamá ya me había hablado de ella. Todo va a estar bien, solo tienes que tener fe.

- Gracias.

- Y bueno, ¿qué flores querías? O ¿cuáles son sus flores favoritas?

- Le gustan las rosas y los claveles.

- Muy bien, sígueme. Comenzaremos por los claveles. Tengo de muchos colores.

Me llevó a un sector en donde solo era de claveles. Habían de color rojos, blancos, rosados, naranjas. Pero vi unos claveles que me gustaron mucho. El borde era grueso y blanco y su relleno era rojo.

- Una docena de estas me voy a llevar - Señalé los claveles.

- Muy bien. ¿Quieres que corte un poco el tallo?

- Si, por favor - Ella agarró los claveles y me guió al sector de las rosas. Elegí unas de color rosa claro y también le pedí a Ruth que le cortara el tallo - ¿Cuánto sería?

- Las dos docenas te saldrían $. 70, pero te lo dejo en $. 50.

- Gracias Ruth.

Saqué de mi billetera el dinero y se lo di. Ella envolvió las flores en periódico y me las dio.

Subí a mi auto y manejé hasta el hospital. Aún me quedaba una hora para llegar a la universidad.

10 minutos después, llegué. Faltaban 5 minutos para que sea la hora de visita, así que me senté al frente de recepción en el primer piso.

Tenía las flores y el regalo al lado mío, pero sentía que algo faltaba.
Me levanté y me acerqué a la recepcionista.

- Disculpa, ¿será que me puedes dar un hoja y un bolígrafo?

- Claro.

Luego de que me dio lo que le pedí, regresé a mi asiento y empecé a escribir, y seguido de esto, la doblé en dos y escribí "EMMA" en mayúscula.

Pase lo que pase, siempre estaré contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora