VEINTE

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Diego miró aterrado la pantalla de su celular el cual pronto se apagó. Llevó sus manos a los costados de su cabeza.

-¿Qué hice? ¿Qué hice?- Repitió. Cerró sus ojos con fuerza.

Diego le contó a Temo lo que anteriormente había pasado con Mateo, el tiempo que pasaron juntos, el partido de tennis y ese beso final. Estaba tan alegre y emocionado que ambos amigos comenzaron a bromear sobre lo random que sería que Diego se le declarara a Mateo por mensaje, incluso el ojiverde tomó su celular y escribió la frase, sin embargo las risas acabaron cuando este mensaje se mandó por accidente.

Los dos se quedaron callados hasta que Temo empezó a gritar que lo borrara.

Diego se dio varios golpes leves en la cabeza luciendo frustrado.

-¿Por qué tengo que ser tan menso?.

-Tranquilo, no creo que lo haya visto.- Dijo Temo intentando calmar a su mejor amigo. -Además, si ya se besaron no creo que le moleste leer eso.- Agregó mientras le daba un par de codazos suaves a Diego. Este miró hacia abajo y sonrió durante unos segundos.

******

El día siguiente las cosas se sentían tensas. Mateo y Mely caminaban en la universidad a unos metros de donde estaban Diego, Aristóteles y Temo, en días anteriores se hubieran acercado a ellos pero Mely no se sentía muy cómoda puesto que Aristóteles había revelado el secreto que ambos tenían.

Fue cuando el rizado vio a Mely ir a la máquina expendedora que decidió acercarse a ella para disculparse, pues toda la noche se quedó pensando en ese tema.

-Esperen.- Los dos chicos se detuvieron extrañados. Ari se acercó a Temo y susurró. -Debo ir a... hacer algo.- Indicó tratando de no revela más sobre el secreto de Mely.

Temo simplemente asintió con la cabeza y acto seguido ambos se dieron un beso rápido, Ari pasó su pulgar por la mejilla de Temo.

Llegó a donde estaba la rubia y carraspeó la garganta.

-Hola.- Habló nervioso. Mely volteó a verlo de reojo. -¿Cómo estás?

-¿En qué te ayudo?.- Contestó seca, mientras metía unas monedas en la máquina. No se notaba muy interesada en la presencia de Aristóteles.

-Estas molesta.- Afirmó el rizado. Apretó los labios.

Mely tardó en contestar, se quedó unos instantes quieta, mirando la barra energética que caía dentro de la máquina. Soltó un suspiro.

-Me siento algo decepcionada.- Confesó. -Te dije que no le contaras nada a Mateo, sobre mis terapias.- Susurró. -Era algo que a mí me correspondía decirle.- Lo miró. En ese momento había confiado por completo en Aristóteles.

-El te dijo ¿cierto?.- Preguntó. Mely asintió. Aristóteles puso los ojos en blanco. -Perdón, no quería causarte problemas, sólo que... se me salió.- Susurró la palabra final. Intentó explicarse aunque realmente se sentía tonto porque sabía que nada lo justificaba.

Después de tomar la barra, Mely se quedó algunos segundos mirándola mientras pensaba cuál sería su siguiente paso. A pesar de que no había pasado nada malo con Mateo, Mely no pudo evitar sentirse mal de saber que Aristóteles no había sido cuidadoso con su promesa.

-Bueno... sólo venía a disculparme, lo que hice no estuvo bien.- Dijo Ari en tono triste. -Estas en todo tu derecho de estar molesta, pero no quiero que te quedes con esta imagen de mi, te juro que no lo hice con esa intención...

Segundos después, cuando el rizado estaba a punto de irse, Mely lo tomó del brazo.

-Ari... ya, está bien.- Habló calmada. Aristóteles la volteó a ver confundido. -Te creo.- Aseguró. Mely llegó a la conclusión de que no valía la pena molestarse por algo así, al final no ocurrió nada grave y en el fondo ella seguía confiando en Aristóteles.

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2021 ⏰

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