TRECE

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¡Hola! Creo que este es un capítulo cortito pero ya empecé a escribir el siguiente para subirlo muy pronto. Advierto que las próximas actualizaciones serán más emocionantes, o por lo menos yo lo veo así jajaja, espero que les gusten mucho y bueno, si siguen aquí les agradezco muchooo. No olviden votar y comentar si tienen una duda, que les pareció este capítulo y si tienen alguna teoría o lo que les gustaría ver, se aceptan sugerencias jajaja.

Ahora si les dejo con el capítulo bai<3

-Pau


A partir de que Temo aceptó en esa solitaria madrugada que todavía estaba enamorado de Aristóteles las cosas cambiaron, no a grandes rasgos pero si en la forma en que Temo veía las cosas. Muchos detalles empezaron a tener sentido, tener la sensación de que sus manos temblaban al estar con el rizado, tener un extraño sentimiento de melancolía al no estar a su lado, los múltiples sueños donde Ari lo acompañaba... todas esas cosas le estaban diciendo algo y Temo al fin lo había descubierto.

Desafortunadamente la vida no fue color rosa después de aceptar este hecho, realmente todo se volvió más difícil para el castaño, ya que estar consciente de que aún amaba a Aristóteles provocaba que se sintiera mil veces más nervioso cuando convivía con él, se trababa al hablar o detenerse a mirar su rostro hacía que se distrajera de las conversaciones que tenía con el rizado. Temo suplicaba al universo que su roomie no sospechara de nada.

Sin embargo algo bueno para él era que tenía a Diego para desahogarse... y también a Mateo; el lazo de amistad entre Diego y él había crecido sorpresivamente. Bueno, realmente tanto Mely como Mateo se estaban acercando más a los tres roomies, la rubia tenía el propósito de que se formara un grupo de amigos donde todos se sintieran cómodos.

De hecho, Mely citó a los chicos en el café "Del Olmo" para darles una noticia.

-Aceptarlo hace que veas las cosas de diferente manera.- Admitió Temo luego de soltar un suspiro profundo.

-Lo sé.- Coincidió Diego mirando a Mateo. Este no se había percatado aquel gesto.

-Pues... creo que ambos harían una bonita pareja.- Comentó Mateo con aparente amabilidad. Nadie tenía idea de lo que planeaba y mucho menos lo harían con esa tímida sonrisa que mostraba.

—Ya ni sé, han habido tantas trabas que a veces dudo si estar juntos es lo correcto.— Dijo Temo con tono irritado. Diego tocó su hombro como forma de consuelo.

En eso llegó Mely y los saludó.

-Perdón por la tardanza, había tráfico.- Mencionó con una risa nerviosa. Mateo mientras le cedió su silla y jaló otra para sentarse él.

-No te apures, también acabamos de llegar.- Dijo Temo.

Mely llamó a un mesero y le pidió una limonada, pronto se dio cuenta de la ausencia de Aristóteles.

-¿Dónde está Aristóteles?.

-Se quedó a componer.- Respondió Temo. -Esa canción lo ha tenido muy ocupado.

Todos excepto Cuauhtémoc miraron hacia Mely, ella era la principal responsable de que Ari no despegara los ojos de aquella canción, estaba encargándose de que cada frase y detalle fuera perfecto, sabía que Temo apreciaba todas sus canciones pero esta era especial y tenía que ser mejor que las anteriores.

-Ya veo.- Mely rió nerviosa. Apartó su cabello de sus hombros. -Bueno, les diré por qué los cité aquí.

-Dijiste que nos tenías una noticia.- Ese fue Mateo.

UNA CANCIÓN || Aristemo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora