CAPÍTULO I

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Contiene Lemon

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Contiene Lemon.

La alarma contra incendios se activó en Ocean Electric. Todos en la oficina corrieron como locos de un lado a otro hasta salir del edificio. Som-Oh jadeó por el ajetreo y casi se desmaya en los brazos de P'Denai. Este la sostuvo y sopló sobre su rostro; aquella expresión era idéntica a la de un simio asustado, pero con la boca más torcida. Earth la observó y roció un poco de agua que llevaba en una botella sobre su cara, haciéndola revivir con dos o tres quejidos reprochándole la acción. Entre tanto, Arthit parecía estar inmerso en otro mundo hasta que un vozarrón le volvió a la realidad.

—¡Falsa alarma! ¡Vuelvan a sus labores! —exclamó Durian.

El incidente pasó, excepto las mofas por la reacción de Som-Oh. Todos tomaron sus respectivos lugares en el departamento de compras y la calma volvió a reinar, excepto para Arthit, el cual oprimía el botón pulsador de su pluma «Ai'Oon» una y otra vez sin parar frente al computador; miraba el reloj en la pared cada dos minutos, donde el tictac de las manecillas figuraba un freno para las horas que pondrían fin al turno laboral. Earth, al percatarse de esto, inició una conversación para tratar calmarlo.

—Perece que quieres estrangular ese reloj de pared —exclamó sonriendo.

—Si fuera posible, lo haría ahora mismo, P'Earth —respondió agitado.

—¿Es por la llegada de Kongphop, verdad?

—Así es. Hoy llega su vuelo de China. Apenas me dará tiempo de prepararme para ir a recogerlo.

—Entiendo tu nerviosismo. Han sido dos años de estar lejos el uno del otro. Si yo estuviera en tu lugar también querría estrangular ese reloj —Sonrió de nuevo—. Calma, Arthit, ya falta poco para terminar el turno. Iré por un poco de leche rosa, quizá eso pueda tranquilizar tus nervios.

—Gracias, P'Earth —contestó.

La inquietud le quemaba el cerebro, tanto así que estuvo a punto de derramar la leche rosa que Earth puso sobre el escritorio al volver, mientras cometía errores en la digitación de las carpetas con las órdenes de compra para el mes entrante sin darse cuenta de ello.

—Arthit, la orden que acabas de colocar para el día quince es realmente para el día doce. Verifícalo en el informe, por favor —Marcó el error con el dedo.

—Tienes razón P'Earth, lo siento —respondió tras verificar—. Tendré que revisar todo de nuevo.

—Arthit, estás muy desconcentrado, en ese estado no podrás realizar bien tu tarea. Será mejor que vayas a casa.

—Yo... — El chico la miró con expresión de «¡qué diablos...!», como si aquellas palabras fueran una jugarreta de su mente para torturarle más de lo debido.

—¡Vamos, ve a casa! Yo te cubro el tiempo que resta —replicó.

—¡Muchas gracias, P'Earth! ¡Eres increíble! —dijo cogiendo sus cosas.

SOTUS: DESTINY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora