Las luces blancas y casi cegantes en los techos del nosocomio iluminaban el andar desesperado de Arthit. Después de informarse en recepción, subió a la habitación donde reposaba el amor de su vida tras su desgracia. Conforme avanzaba todo parecía igual, paredes blanquecinas por doquier, puerta tras puerta, rostros desalentados y personajes uniformados que intentaban arrebatar vidas de los brazos de la muerte; aquel lugar se ataviaba de pureza, pero en realidad escondía dolor y enfermedad en sus rincones. El fierro de la preocupación iba marcado en su rostro y sus ojos eran dos grifos a punto de abrirse, pero se contuvo tal cual lo hace una represa al ver a Khun Krekkrai salir del cuarto que le indicó la enfermera.
—¡Khun Arthit, que bueno verte llegar! —dijo el hombre con cierta tranquilidad.
—Khun Krekkrai —Hizo una reverencia—, Kongphop... ¿se encuentra bien? —Fijó su mirada hacia la puerta de la pieza.
—Sí, Kongphop se encuentra bien; pero hay algo que debes saber, de eso quiero hablarte...
—Khun Krekkrai, ¿podría pasar a verlo? Me preocupé mucho al enterarme del accidente y eso me haría sentir más tranquilo.
—Está bien, Khun Arthit, pasa... iré por un té a la cafetería. Sé que mi hijo queda en buenas manos.
El silencio hizo eco al abrir la puerta. Kongphop se hallaba sentado en la orilla de la cama contemplando el crepúsculo tras el cristal de la ventana. Tenía algunas abrasiones en su brazo derecho y un vendaje cubría parte del torso sujeto por el hombro, mientras otro envolvía su cabeza; su pierna derecha presentaba hematomas a los costados de la rodilla y una pequeña abrasión sobresalía hasta su sien por debajo de la venda. En seguida tomó asiento junto a él y prendió su mano entre las suyas.
—Me alegra que te encuentres bien, Kongphop —Sus ojos enrojecieron—. Moriría si algo llegara a pasarte.
El chico lo miró sin articular una sola palabra; su mirada era vaga, como la de un extraño que intenta descubrir las intenciones de un desconocido. Frunció el ceño y halo la mano tan huraño como desorientado.
—Hum...
—Kongphop, ¿te sientes bien? —Se alarmó—. ¿Por qué no dices nada? ¿Acaso estás molesto conmigo?
—Tú... ¿quién eres? No puedo recordarte.
Aquellas palabras retumbaron en la mente de Arthit y apretujaron su cerebro. Perplejo, colocó las manos sobre sus rodillas, miró hacia el techo alargando un suspiro que abultó su vientre y sacudió la cabeza para asimilar lo que sus oídos habían percibido. Tal realidad era imposible, parecía una broma; necesitaba escucharlo una vez más, simplemente no podía creerlo.
—En verdad... ¿no me recuerdas?
—No... no puedo recordarte, no puedo recordar nada —Cerró sus ojos para ignorar la realidad que le aquejaba—. No sé quién soy, ni donde estoy... ¡no sé quién eres! —exclamó desencajado—. ¡Por favor, déjame solo! ¡Vete! —Tomó una almohada y la apretó con fuerza contra su pecho.
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SOTUS: DESTINY.
FanfictionFANFIC. (Basado en la serie televisiva). • Drama, Romance, Humor. ¿Qué sucede cuando el destino decide cambiar radicalmente la suerte de una pareja? Una incógnita que será vivida en carne propia por Arthit y Kongphop, en una nueva historia que inic...