La lluvia cesó de llorarle a la tierra; el viento con su aliento crudo dispersaba las gotas que empañaban el cristal de la ventana, mientras Arthit hurgaba la comida con desgano. Tres días pasaron desde el quiebre de su relación, y el único consuelo que le acompañaba era el café que humeaba sobre la mesa. Lucía fatal, demacrado, y apenas había probado bocado. El reloj marcó la 7:35 a.m.; con apatía lavó sus dientes y se acomodó su cabello. El teléfono celular vibró sobre la mesa.
—¿Bueno?
—Buenas días, Khun Arthit. Antes que nada quiero disculparme, pues mi llamada puede resultar incómoda a esta hora; solo quiero informarte que hoy partimos a Estados Unidos en el vuelo programado para las 9:00 a.m. ¿Podrías venir y despedirte de mi hijo? Aunque no lo admita sé que partir lo entristece, lo veo en sus ojos.
—Khun Krekkrai, yo... no sé si habrá tiempo suficiente para de llegar a la oficina y trasladarme a la terminal de vuelo. Veré que puedo hacer —respondió antes de colgar.
El destino lo abofeteó de nuevo; aquella llamada fue un recordatorio de la desdicha a la que estaba sujeto. Como muerto en vida, metió el teléfono en su bolsillo y agarró el bolso para salir del apartamento; asió las llaves y estas cayeron de su mano directo al piso. Después de maldecir, encorvó su torso para levantarlas, observando un objeto que destelló al pie de la cama; aunque trató de omitirlo, la curiosidad pudo más y se acercó para cogerlo, era el collar con el engrane de Kongphop. Lo apretó y con un suspiro lo metió en su bolsillo; mientras bajaba por las escaleras, la perspicacia picó su cerebro: «primero la llamada, después el collar, ¿qué diablos significa todo eso?» pensó. Tras salir a la calle abordó un taxi para ir a la oficina y el chófer preguntó la dirección; una corazonada atacó su pecho.
—A Ocean... a la terminal de vuelo —dijo.
El vehículo se echó a andar. «¿Qué diablos estoy haciendo?» meditó, pero decidió confiar en aquella corazonada. «Nadie tropieza dos veces con la misma piedra, pero yo lo hago en los momentos más inoportunos con el maldito tráfico» se dijo, minutos después. La autopista hacia la terminal de vuelo estaba colapsada; los autos se desafiaban unos con otros haciendo sonar el claxon como arma para obligarse a avanzar. El taxi quedo enfrascado en medio de aquel atolladero, sin lugar a escapatoria, y una voz en la radio anunció las 8:40 a.m.
—Señor, con este tráfico no podremos avanzar —dijo el chófer.
—Lo siento, no puedo esperar —respondió.
Sin dudarlo, se abrió camino entre los autos hasta tocar la acera. Se echó a correr a la vista de los transeúntes, apretando el bolso contra su cadera para avanzar tanto como pudiere; la convicción marcaba su paso, no se detendría sin dar batalla. La terminal de vuelo se divisaba a lo lejos y jadeó cansado; al llegar, reposó las manos sobre las rodillas para tomar aire, su pecho agitado apenas podía inhalar; miró el enorme reloj en la entrada marcando las 8:49 a.m., esto lo alarmó y se echó a correr dentro del recinto. Encontrar la sala de abordaje no era tan fácil como parecía, tuvo que solicitar ayuda a un agente de seguridad para encausarse en la dirección correcta. El vuelo a Estados era anunciado en altavoz y el número plasmado en la pantalla informativa confirmaba que se hallaba en la sala correcta; su cara palideció al notar los asientos de espera vacíos. Preguntó en el cubículo de información y la empleada señaló el área de abordaje, pero el oficial a cargo le negó el paso por tratarse de un área restringida; gotas de sudor corrían por su piel bajando hasta la barbilla, la sofocación apenas le permitía inhalar aire; observó la formación de pasajeros y Kongphop estaba a la cola. El hilo de personas comenzó a avanzar.
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SOTUS: DESTINY.
FanfictionFANFIC. (Basado en la serie televisiva). • Drama, Romance, Humor. ¿Qué sucede cuando el destino decide cambiar radicalmente la suerte de una pareja? Una incógnita que será vivida en carne propia por Arthit y Kongphop, en una nueva historia que inic...