Esa mañana de día sábado el clima templado abrazaba la ciudad. Un chubasco refrescó la tierra en horas de la madrugada y las hojas en los árboles se movían al compás de la brisa que deja el rocío. El sol despertó desganado y se rehusó a brillar con normalidad, emitiendo una luz tenue que se alargó hasta salpicar los primeros minutos del mediodía.
—Ai'Oon, ¿a dónde iremos? Por más que te lo he preguntado nunca me diste la respuesta —Embutía algunos artículos en su bolso.
—¡Kongphop! ¡Empaca solo lo necesario! —le instó—. Una muda de ropa cómoda, tu cepillo de dientes y un desodorante es más que suficiente.
—Está bien... —rezongó.
—¡No me rezongues! Cuando lleguemos a la estación de tren te diré a dónde vamos.
El vaivén de la gente en la estación era escaso, a pesar de ser fin de semana. Arthit compró los boletos y tuvieron que esperar sentados en una banqueta alrededor de media hora, ya que el ferrocarril interurbano echaría a andar sus motores a la 1:00 p.m. La locomotora apenas asentaba su llegada y se dignó a reposar su fatiga sobre los rieles que se alargaban como serpientes hasta perderse en la lejanía. Voces y chirridos podían escucharse desde los vagones, humo salía por la chimenea y parecía rugir por dentro, como un toro.
—¿Por fin me dirás a donde iremos, Ai'Oon?
—¡Oaaa! —Bostezó, echando el brazo sobre la espalda de aquel ansioso—. Iremos a la provincia de Prachinburi.
—¿Prachinburi dices? ¿Por qué iremos allá?
—Cuando lleguemos lo sabrás —Miró su reloj—. Es hora de abordar, toma tu bolso y sígueme. Aunque no recuerdes tu manía de querer saberlo todo sigue tan intacta...
El tren inició la marcha escuchándose el famoso chucuchucuchu que cesó dos horas después al arribar en la zona baja del valle del río Pranchin Buri. Los dos viajeros tomaron una especie de transporte colectivo —un vehículo tipo pickup cuya cama estaba cubierta con una lona atada por los barandales y atravesada por tablones dispuestos como asientos— que recorría los distintos puntos de la provincia por unos cuantos bahts. Después de avanzar varios kilómetros por una carretera de doble sentido que partía el bosque en dos, llegaron a un pequeño hostal erguido entre la naturaleza a orillas del río que a simple vista gozaba de sencillez y longevidad. Bajaron del exprés rural, el cual los despidió levantando un poco de polvo.
—Ai'Oon, mira las fotografías que tomé durante el recorrido en el ferrocarril —Le mostró las imágenes tomadas con su cámara digital.
—¡Oh, me gustan! Bueno, hemos llegado, ¡sígueme!
Abiertas de par en par, dos armaduras de madera sin pintar les recibieron. Caminaron sobre una senda de piedra tallada que se extendía unos veinticinco metros desde la calle hasta el interior, donde una construcción de dos elevaciones se alzaba en el centro. Una docena de plantas colgantes pendían en los corredores protegidos con barandales forjados con palos para suavizar la rudeza de las paredes ásperas y blanquecinas. Un hombre se hallaba despidiendo a unos huéspedes y su rostro se iluminó por completo al ver llegar a Arthit; de inmediato fue hasta ellos para darles la bienvenida.
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SOTUS: DESTINY.
FanfictionFANFIC. (Basado en la serie televisiva). • Drama, Romance, Humor. ¿Qué sucede cuando el destino decide cambiar radicalmente la suerte de una pareja? Una incógnita que será vivida en carne propia por Arthit y Kongphop, en una nueva historia que inic...