Mini historias Boku no hero [+18] TERMINADA

Mr. Compress y tu {Parte Final} +18

Nota de escritora: Créditos de la bendita imagen a quien corresponda.
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POV T/N

Como si fuera poco faltaban dos semanas para navidad, todo estaba repleto de cosas referentes a la época. Mientras caminaba a casa podía sentir como todo el mundo divagaba entre los locales que quedaban abiertos buscando los regalos perfectos de última hora para sus parientes y amigos. Yo solo llevaba una bolsa con comida para las noches festivas que me tocaba pasar sola.

Me pare para tomar algo de aire, el día fue muy ajetreado para mi en la tienda, siempre lo era para fechas festivas, pero navidad era la peor. Todas las tiendas saturadas por las compras y la gente tan alegre como si no tuvieran preocupaciones me daban jaqueca.

Olvide por un momento ese tema y mire hacia un lado, había una tienda de artículos antiguos que llamó mi atención. Mi vista se posó en una señora que iba saliendo con una bolsa, en cuanto me vio sonrió amable y yo por mero respeto hice lo mismo. La señora mayor pasó por mi lado apoyada de su bastón.

- ¿Necesita ayuda?- pregunté al momento que se disponía a cruzar la calle. La señora asintió con una sonrisa y pasó su mano por el brazo que yo le ofrecía. Cruzamos la calle con calma, paciencia, y tranquilidad. La señora hacía todo lo posible por avanzar el paso y no interrumpir el tránsito. Su aroma era cálido y su piel suave, era agradable. De pronto alguien tocó la bocina de su coche para hacer que nos moviéramos más rápido.

Me giré y sin que la señora me mirara le saque el dedo de en medio al conductor. Este hizo una mueca, pero se reservo el apurarnos más.

Cuando llegamos a la otra orilla de la calle la señora me sonrió mientras buscaba algo dentro de la bolsa que traía.

- Muchas gracias niña bonita...- dijo y yo sonríe.

- No tiene que agradecer, feliz navidad.- respondí dispuesta a irme directo a mi casa. La señora me detuvo levemente entregándome una moneda antigua.

- Regálala a quien quieras.- me regalo un guiño y comenzó a caminar. Me quede como estupida mirando la moneda y solo podía pensar en una persona que no veía hace semanas.

Suspire y camine de nuevo a casa, pasado mañana sería navidad y yo me quedaría en casa esos tres días seguidos sin mover un solo dedo.

En cuanto llegue camine hasta la cocina y solté las bolsas que traía con comida. Puse la moneda sobre la isleta de la cocina y comencé a prepara algo rápido de comer.

- Que bonita moneda.- se escuchó a mis espaldas. El cuchillo que traía en la mano cayó al suelo de pronto cuando me asusto.

- ¡Maldición! Deja de aparecer de la nada.- grite poniendo una mano en mi pecho. Que maldita mala costumbre.- Te la regalo.- dije sin pensar, ya lo había decidido que se la daría a él.

- Solo venía a visitarla.- contestó mientras tomaba mi mano y con delicadeza besaba mi palma.- ¿Cómo esta señorita?

Su pregunta me parecía normal, como si fuéramos amigos de toda la vida. Llegaba a mi casa cuando le venía en gana y solo se me calentaba para irse. Como la última vez, que casual.

- De maravilla, si eso era todo vete.- ordene, me giré molesta y algo avergonzada.

- No, eso no era todo.- puso sus brazos a cada lado de mi cuerpo y apego su cuerpo al mío. Sentí su entrepierna chocar con mi trasero y su torso chocar con mi espalda.- ¿Sabe? Todos estos días me estuve preguntando una sola cosa sobre usted.- mencionó.

Sentía su respiración chocar con mi cuello y una de sus manos pasaba lentamente por mi cintura y caderas, aún sobre la ropa. Solté un suspiro de placer cuando llego hasta mis pechos y los rozó levemente.