Quince

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Con delicadeza tomo mi cintura, y con su cuerpo aprisiono el mío contra la pared. Nuestras respiraciones se mezclaron cuando él decidió que era buena idea que su nariz acariciara la mía, como una especie de invitación a probar lo que yo tenía prohibido.

Juro que trate de alejarme de él, juro que le pedí mil veces que se detuviera. No era cercana a su novia, pero no debía serlo para saber que esto estaba terriblemente mal.

—Por favor, Hajoon, sé que tú también lo deseas tanto como yo. No te resistas, solo déjate llevar.

Al terminar de decir eso comenzó a besarme de forma muy desesperada, como si me exigiera algo que solamente yo podía darle. Y no voy a mentir, me gusto la manera en la que movía sus labios con los míos. Sus labios tenían un sabor amargo. Se separó de mí para poder tomar aire y aprovecho para delinear con su lengua mi labio inferior arrancándome un suspiro.

Él siguió besándome con la misma intensidad al mismo tiempo que sus manos acariciaban toda mi anatomía, robándome el aliento por completo. Hice un último intento por alejarme, entonces sus labios se acercaron a mi cuello para besarlo robándome un gemido bastante fuerte, y todos los pensamientos razonables desaparecieron. Al sentir como succionaba mi piel y como me abrasaba con más fuerza nada más para poder tenerme más cerca, me di cuenta de que no había marcha atrás.

SIN GRACIA • Park Jimin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora