Veintisiete

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Jimin no se volvió a quejar de mi comportamiento distante, sobre todo porque poco a poco yo fui haciendo que la distancia entre nosotros se hiciera más grande. Y eso significaba menos oportunidades para hablar sobre mi cambio de actitud.

Fueron muchas las invitaciones a citas para comer, ir al cine o simplemente para estudiar que le rechace a Jimin por pasar más tiempo con Taehyung. Con el chico que yo amaba de verdad.

Y es que con cada nuevo encuentro que teníamos más cercanos nos volvíamos, incluso en el ámbito romántico. Habíamos tenido en más de una ocasión algún momento lindo. Un roce de manos y algunas palabras cursis que hacían revolotear a las mariposas en mi interior. Cada día me estaba enamorando más y más de él, asta que un día por fin mi sueño se hizo realidad.

Fue durante una noche lluviosa. La lluvia comenzó a caer justo cuando Taehyung me estaba acompañando a mi casa después de haber estudiado. Corrimos entre risas y chapoteando en los charcos asta llegar a mi hogar. Y entre la euforia del momento que estábamos teniendo, Taehyung me pidió que nos diéramos una oportunidad. Él sin darse cuenta me hizo muy feliz con sus palabras. No hubo necesidad de pensarlo, eso había sido lo que más anhelaba escuchar y por fin se estaba haciendo realidad.

Lo abracé con una enorme sonrisa y él hizo lo mismo para después de unos minutos proceder a besarme. Esta vez sus labios tomaron los míos con delicadeza, un ritmo lento en el que ambos disfrutamos de la suavidad y amor que ese beso transmitía.

Pronto el beso se volvió más necesitado y profundo, todo era mucho y a la vez poco. No fue difícil convencer al chico frente a mí que pasara a mi casa, pues mis padres no estaban. En ese momento ambos queríamos más de lo que fuera que estaba surgiendo entre nosotros.

Todo estaba yendo como alguna vez lo soñé. Sus manos se colaron por debajo de mi blusa, dando suaves caricias en mi piel, mientras que sus labios ahora se concentraron en la piel de mi cuello, llevándome a lo más alto del cielo.

Me encantaba la forma en la que me tocaba, y esta vez todo era de forma sincera y muy especial. Con cada movimiento que Taehyung realizaba me dejaba más en claro, que al igual que yo, él estaba dispuesto a arriesgarse. Que estaba dispuesto a subir a lo alto por sentir más y que si llegáramos a caer, habría valido la pena.

Y mientras nosotros nos concentrábamos en disfrutar de la compañía del otro, no nos percatamos del chico que nos había visto afuera de mi casa besándonos. No nos dimos cuenta de como él comenzó a llorar desconsolado, ni mucho menos escuchamos cuando su corazón se rompió en mil pedazos. Porque en ese momento solo importábamos Taehyung y yo.

SIN GRACIA • Park Jimin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora