Treinta

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Los días pasaron de forma tortuosa y yo necesitaba verlo con urgencia, así que a escondidas y con ayuda de Taehyung logre entrar a su habitación. La desesperación era mucha y si no estaba despierto al menos quería estar con él.

Todo su rostro estaba cubierto de heridas y moretones, lo mismo con sus brazos. Sus ojos estaban cerrados, se veía tranquilo a pesar de su aspecto.

Me acerqué a él a pasos lentos y tomé su mano. Estaba frío. Tome su mano y la apreté tan fuerte como pude, tampoco quería lastimarlo. No fui capaz de hablar, el nudo en mi garganta era tan fuerte que solo logre llorar. Era doloroso ver a mi mejor amigo en ese estado, y peor aún sabiendo que probablemente él ya no abriría los ojos.

Hice miles de oraciones a todo aquel que me estuviese escuchando para volver a ver los ojos de mi mejor amigo. Pero lo que más deseaba era regresar el tiempo y hacer todo distinto. No haberme alejado de él, haberle contado la verdad y seguir teniendo a mi mejor amigo a mi lado.

Y entonces abrió sus ojos. Nuestras miradas se conectaron y yo le sonríe como nunca lo hice, había despertado, había obtenido una oportunidad para arreglar las cosas y no la iba a desperdiciar. Justo cuando planeaba hablar, él alejó su mano de mi agarre y en su rostro se dibujó una expresión de insoportable dolor.

SIN GRACIA • Park Jimin  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora