Libro 2 de la bilogía: Mafia.
Cuando Shelley descubre que una de sus mejores amigas está en peligro y a punto de irse de la ciudad, decide que una mejor solución sería su hogar.
Así que, ahora vive con sus mejores amigas y los esposos de ellas, sin...
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Bebo de mi café, mientras hago una videollamada con Analía y su precioso bebé de tres meses.
—Recibí los regalos que enviaste. Gracias por ello.
—Finalmente... —me interrumpe el llanto de un bebé.
—No, no otra vez —se lamenta—. Acabo de acostarlo hace cinco minutos.
—Los mismos que llevamos hablando.
Observo el rostro cansado de Analía y debería estarlo, ya que aquí en Verona son las once de la mañana y allá son las cinco de la mañana.
—Ni siquiera puedo dormir, ya que, solo quiere estar pegado a mi pecho —la escucho hablar y el llanto del bebé se calma—. No con Jared, solo conmigo.
—Carter te está dando trabajo.
—Bastante, lo admito. Pero si yo no duermo, Jared menos —la escucho reír y vuelve a la videollamada.
Veo como acaricia el rostro del bebé, mientras esté está pegado a su seno.
—Es como una pequeña sanguijuela pegada a tu seno —ella se ríe—. ¿Has intentado darle en biberón?
—Cada vez que hago el intento, Carter llora como si no hubiera un mañana. Quizás más adelante lo intente de nuevo.
—Diego le pidió matrimonio a Sadrine. Luego de unos cuantos meses de novios —me río—. Él dijo algo como «cuando sabes que es la mujer indicada, no dejas que pase la oportunidad, tú la tomas y si no es la oportunidad, tú haces que lo sea». Sadrine es esa persona especial.
—¡Qué emoción!
—Es lo que siempre quiso y mi madre estaría orgullosa.
—Estoy segura de que lo está.
La molesto unos minutos más, hasta que el bebé se vuelve a dormir y ella dice que aprovechará de descansar, aunque sea unos segundos mientras Carter lo hace. Y finalmente finalizada la llamada.