Libro 2 de la bilogía: Mafia.
Cuando Shelley descubre que una de sus mejores amigas está en peligro y a punto de irse de la ciudad, decide que una mejor solución sería su hogar.
Así que, ahora vive con sus mejores amigas y los esposos de ellas, sin...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Así que lo primero que hago al llegar a casa de Analía es abrazarla y disculparme por comportarme como una adolescente. Segundos después ella también lo hace.
Es difícil estar enojada con alguna de mis mejores amigas.
Nos sentamos en el sofá mientras conversamos, mientras esperamos a Dakota.
—¿Le darás una oportunidad? —pregunta de repente.
—Si, pero primero lo haré sudar un poco intentando conquistarme —se ríe y yo también lo hago.
—Si, ya quiero ver eso.
Si, yo también. Aunque sería estupendo verlo sudar de otras maneras.
¡Joder! Contrólate, Shelley.
No sé cuándo tiempo estuvimos esperando a Dakota, hasta que me aburrí y me fui a sentar al jardín, mientras Analía atendía a su pequeño.
Por pequeños segundos me imagino corriendo detrás de un bebé. De mi bebé.
Cierro mis ojos y tomo una gran bocanada de aire. Quitando esas imágenes de mi cabeza.
Con Rubén tendríamos lindos bebés.
—¡Mierda! —abro mis ojos rápidamente—. Estoy jodida.
—¿Qué tan jodida? —pregunta una voz a unos metros de mí.
—Tan jodida como para pensar en tener bebés contigo —evito decir eso. No lo pongamos incómodo.
—Tan jodida como se pueda estar —le doy una mirada rápida antes de fijarla en el césped.
—Hable con tu hermano —dice mientras se sienta a mi lado.
—Lo sé.
—¿Sabes lo que me dijo?
—Lo sé—evito mirarlo. Se ríe.
—Luego de una gran conversación... —se queda en silencio—. Dijo que podía conquistarte.
—Lo único malo de esto es que... —me interrumpe.
—Sé que pasó demasiado tiempo, Shelley. No sé me olvida, no podría —muevo mi cabeza hacia él—. Pero también sé dé las segundas oportunidades.