Capítulo 25: Un poco de dolor

663 55 2
                                    

Me terminó de colocar mis pendientes y me observo en el espejo de cuerpo entero

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Me terminó de colocar mis pendientes y me observo en el espejo de cuerpo entero. Aliso mi vestido rojo de tirantes, ceñido al cuerpo con una apertura en una de las piernas que llega hasta el muslo.

Solo es una cita. Y no he tenido citas hace más de siete años.

¡Mierda!

—Te ves preciosa, Elly —halaga mi tía y me sonríe—. ¿Por qué estás nerviosa?

—¿Y si lo arruinó?

—No creo que lo hagas.

—No he tenido citas desde hace mucho.

—¿Y cuándo saliste con aquel muchacho?

—Esa no cuenta. ¡Tus hijos lo espantaron!

—Seguro era un mal tipo —los defiende y yo río.

—Creo que esperaré a Rubén en la entrada del edificio —murmuro, tomando mi cartera.

—¿No te pondrás el anillo? —pregunta mi tía, mientras apunta hacia él.

—Si, casi lo olvido —me sonríe.

—Ella estaría feliz —acaricia mi rostro y me empuja fuera de la habitación—. No hagas esperar a ese hombre. Dale mis saludos.

—En tu nombre —le doy una última sonrisa antes de que se cierren las puertas del ascensor.

Nada de volverse loca. Ni saltarle encima.

—Eso lo haré después —murmuro para mí misma.

Tragó una gran bocanada de aire y bajo del ascensor. Saludos al conserje y salgo del edificio. Observo el cielo estrella.

Es una linda noche.

Salgo de mi trance cuando una mujer choca contra mí.

—Discúlpame. No te vi —sus ojos contienen lágrimas.

—¿Te encuentras bien? —pregunto preocupada. Ella niega

—Un hombre me venía siguiendo —responde asustada.

—Ven. Entremos a mi edificio —Agarro su mano para caminar con ella.

—No será necesario. Ya tengo lo que quiero —me giro confundida.

—¿Qué...? —me callo cuando siento un pinchazo en mi brazo. Bajo mi cabeza y veo como guarda la jeringa.

Mierda.

Suelto mi agarre en ella y trato de alejarme. Me agarra con fuerza del brazo y trato de forcejear para que me suelte, pero es inútil, mi cuerpo se siente débil.

—No tan rápido —sonríe y se limpia las lágrimas.

—¿Qui... quién eres? —pregunto y todo empieza a darme vuelta—. ¿Por qué haces esto? ¿Qué quieres de mí?

Siempre has sido tú [#2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora