Extra 2

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Seis meses de embarazo de Shelley

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Seis meses de embarazo de Shelley.

Observo a mi esposo hacer la cena por segunda vez. Ya que el bebé -yo no- tiene hambre, nuevamente.

Se mueve con gracia por el lugar y debo admitir que él cocina mucho mejor que yo. Puedo mirarlo por mucho más tiempo, ahora que no trabaja como guardaespaldas de Jared. 

Cuando me lo dijo, pensé que, estaba bromeando. Ya sabes, él ha trabajado gran parte de su vida para la familia Johnson. Y que un día cualquiera haya renunciado me pareció una locura. Luego, cuando me explico por qué lo había hecho, todo tomo sentido. 

Ahora está gran parte del día conmigo, ya que la otra gran parte, yo estoy durmiendo. Es un hombre de casa en todo su esplendor. Él se ve feliz y eso es lo único que me importa. 

Deja un plato con lasaña frente a mí, el olor es delicioso. Le frunzo el ceño cuando deja un batido de verduras.

—No me mires así.

—Esta es mi cara de «yo no pedí esa cosa horrorosa» —frunzo aún más el ceño, si es que puede ser posible.

—Es bueno para ti.

—Al bebe y a mí, no nos gusta. Es horrible —hago un puchero.

—Solo...

—Creo que te estás ganando dormir en el sofá, amor —le sonrió dulcemente. 

Agarra el vaso y le da un sorbo. Su cara es de absoluto asco. Me rio internamente.

—No más batidos de verduras. 

—Excelente elección, amor —le lanzo un beso. Rueda los ojos.

Le doy una probada a la lasaña y unos segundos después me quedo quieta. Suelto el tenedor y Rubén se acerca con rapidez.

—¿Qué sucede? ¿Te sientes...? —se calla cuando dejo su mano en mi vientre—. ¿Eso es lo que pienso que es?

Le sonrió y asiento lentamente.

—Son sus primeras pataditas —susurro con ilusión—. Y se siente extraño. Muy extraño.

Mi esposo mantiene su mano en mi vientre, sintiendo el movimiento del bebé.

Es una sensación extraña que me lleva a reflexionar que, en unos meses, sacaré una sandía por mi entrepierna. Y eso me hace mirar fijamente a Rubén. ¡Es su culpa!

Bueno, también mía. Pero es su semilla.

Supongo que puedo amar y odiar a mi esposo, siempre y cuando el amor le gane al otro.

—¿Por qué me miras así? —mis ojos se cristalizan.

—Es que... te amo mucho —me sonríe y deja un beso en mis labios.

Siempre has sido tú [#2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora