Aletheia se desveló tras varias horas durmiendo.
Se acomodó al borde de la ornamentada cama para después disponerse a bajar a la primera planta, donde se encuentra con sus padres, sentados sobre majestuosos y gigantescos sillones de terciopelo, a juego con el color de las paredes y algunos elementos más de la estancia, todos ellos teñidos por el tan de moda en la época Verde Scheele.-Aletheia hija, esta noche acudiremos a palacio. Sus majestades nos han invitado para tomar la cena en su compañía.
-De acuerdo padre, subiré a vestirme.
La joven se arregló junto a su hermana menor.
Aletheia escogió para esta noche un apolíneo vestido largo color azul marino. Haciéndose dos sencillas trenzas que recogían los laterales de su larga y brillante melena rubia dejaba despejado su rostro, el cual adorna con un poco de maquillaje complementando su belleza natural.
Cuando ambas chicas estaban listas, el carruaje transportó a la familia Astra hacia palacio, en el cual fueron recibidos por la familia real a su llegada, incluido Marco, quien quedó maravillado al ver a la chica con aquel vestido.
Todos quedaron asombrados por el banquete que aguardaba en la gigantesca mesa rectangular del salón real.
Cada cual ocupó un sitio, siendo el de Aletheia junto a Carlos en su lado izquierdo y estando Marco a su derecha.
La joven estaba de los nervios, aunque lo disimulaba bien, aun así Marco podía palpar su intranquilidad.
Sin demora, los invitados y la familia real comenzaron a degustar la descomedida cena.
En un principio los hombres hablaron sobre la exitosa y prolífica caza de esta temporada, mientras que las mujeres hablaban discretamente sobre la boda, a lo que más tarde los varones también se unieron, convirtiéndose en el tema de conversación de la cena.
-El vestido será blanco perla con encaje en los hombros y pedrería en la cintura entallada.
-Si, el altar y el atril también estarán decorados con tela blanca, encaje, y pétalos de las hermosas flores de nuestro jardín, dando un toque colorido.
-Me encanta la idea
Comentaban las madres de ambos cónyuges.
-El plato principal del banquete será faisán y como platos secundarios estofado y pescado asado.
-Yo prefiero perdiz -Contradijo el monarca.
Aletheia, temblorosa y agitada abandonó la sala tras tolerar la conversación.
-Lo siento, tengo que ir al servicio.
Acto seguido, Marco, quien no dejó de observarla como un centinela en toda la velada, acude tras ella proporcionando la misma excusa, ir al baño.
-Aletheia... -Dijo Marco cuando la encontró en el aseo
La chica tenía el rostro húmedo, mezcla de sus lágrimas y aclarar su cara en una pila de agua.
-Marco... No quiero ser una moneda de cambio, una renta ni un lucro. Le deseo todo el bien a mi familia pero mi libertad es mía y una vez me case estaré renunciando a ella... -Marco quedó en silencio mientras ella hacía una pausa, para continuar a los pocos instantes mientras se acercaba al chico.
-Toda la gente que he conocido es igual, alcohol, mujeres, un dios, la familia, el rey, un sueño, poder...
Todos necesitamos embriagarnos de algo para seguir adelante.
¿Qué necesitas tú?
Aletheia se encontraba inmóvil frente a Marco, mirándolo fijamente y con lágrimas brotando de sus grandes ojos verdes.
-Necesito que estés bien. -Respondió el muchacho en tono bajo consiguiendo tranquilizar un poco a la joven.
A lo que él se acerca y le da un abrazo, situando la cabeza de la chica contra su pecho mientras la rodeaba con sus brazos. Se sentía tan bien estar junto a ella, poder abrazarla, sentir su cuerpo y el calor que éste emanaba.
Entonces un joven rubio tocó a la puerta, topándose con el azabache y la muchacha fundidos en un abrazo.
Marco se giró, divisando a su hermanastro en la entrada del servicio.
-Carlos vete, Aletheia necesita estar tranquila.
Indicó seriamente.
-Hermano, qué sabrás tú sobre mi futura esposa
Dijo Carlos en tono Jocoso enfureciendo a Marco, el cuál no era para nada irascible, sin embargo aquellas palabras lo enervaron.
-Seguro que más que tú.
Lo único que haces con ella es presentarla en tus eventos sociales, como si fuese un trofeo. El cual además no te has molestado ni en ganar.-Eso a ti no te incumbe, lo que yo hago con ella es cosa nuestra, así que haz el favor y no te entrometas.
-No es justo para ella, no ha podido elegir.
-Que se supone que debe elegir. Casarse es su deber, para lo que ha nacido y de lo único que sirve.
-¿Perdón? Intervino Aletheia
-Lo que escuchas, solo sirves para complacer a los hombres y engendrar. No podrías desarrollar ninguna otra tarea, y en cualquier caso, nunca mejor que un hombre.
-Eso es falso, yo hago muchas cosas mejor que tú.
-¿Ah sí? ¿Cómo qué? - Contestó Carlos con tono burlón.
-Supongo que no tendrías problema en pegarme un puñetazo ¿no?
-Como voy a pegar a una mujer, eso sería muy descortés.
La chica se dispuso en modo de lucha, se liberó de sus incómodos zapatos quedando en medias y se retiró además la capa más pesada del vestido.
-Bueno, si insistes... -Carlos remangó los puños de su traje mientras Marco, por dentro intranquilo pero impasible frente a ambos, observaba lo que pasaba para, en caso de Aletheia necesitarlo, estar preparado para ayudar.
Carlos se aproximó hacia ella lanzando un puñetazo en dirección a su cara a lo que ella se agacha esquivando exitosamente el golpe.
Carlos, un poco enojado tras fallar contra una mujer, le propinó una patada en la espinilla, lo cual ella vuelve a esquivar echándose a un lado y apoyándose en el hombro del príncipe, para luego dar un salto seguido de una patada en el estómago, dejando a Carlos tumbado en el suelo.
-Niña estúpida -Dijo Carlos incorporándose del golpe y detectando sangre en su nuca.
El joven monarca salió de la estancia para ir a curar su herida y colocarse un vendaje.
-Eres rápida mocosa.
-¿Quieres probar tú también? -Propuso la joven con tono burlesco y una sonrisa de satisfacción en su rostro.
-Adelante, las señoritas primero.
La chica se acercó a Marco intentando lanzar una patada hacia su cabeza, sin embargo, este atrapa su tobillo.
-¿Ahora qué?
Tras aquella chulería por parte del azabache, Aletheia le imparte un golpe en la zona de las costillas obligando al joven a soltarla para luego, de una patada en el pecho, tumbar al chico boca abajo apresándolo en el suelo al estar ella encima sujetándole los brazos a la espalda.
Sin embargo, el pelinegro da la vuelta a la situación y a la chica, quedando ahora ella bajo él y con sus muñecas sobre la cabeza, contenidas por las manos del joven bastardo.
-¿Te rindes? -Cuestionó Marco mientras se acercaba al rostro de su oponente.
Entonces Aletheia alza lo que puede su cabeza, alcanzando los labios del azabache.
Carlos, con intención de hablar con los chicos y lavar su rostro en la pileta se encontró al aproximarse a la puerta del aseo aquel panorama, su hermanastro besando a su prometida.
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La Rosa Blanca
RomanceLa joven Alicia comienza a tener la ilusión de encontrarse en otra época cada vez que concilia el sueño. Desde entonces, siempre que duerme le sucede, desarrollando dos vidas al mismo tiempo, una en vigilia y otra en nocturnidad, acareándole problem...