Ambos jóvenes descansaron el uno sobre el otro un rato, ya eran altas horas de la noche y en ese entorno tan plácido de luz tenue Aletheia cerró los ojos dándose cuenta de lo pesados que se sentían y de lo complicado que se le estaba haciendo volver a abrirlos.
La joven despertó de nuevo, pero esta vez en su escritorio.
Se había quedado dormida mientras estudiaba.
-Joder otra vez, ¿pero qué me pasa? Duermo más que nunca y aun así no puedo deshacerme de esta sensación de no haber descansado -Pensó ella.
Entonces decidió continuar estudiando, aunque esa iniciativa no duró mucho.
Comenzó a recordar lo que pasó con cierto azabache y una sonrisa surcó su rostro.
-No seas tonta Alicia, solo es un sueño, no es real.
La joven dejó su habitación dirigiéndose a la cocina a servirse un café para luchar contra su somnolencia y mantenerse en vigilia. No podía seguir durmiendo de esa manera tan descontrolada.
Se sentía débil, apenas comía y ya no tenía apetito.
Intentó comer algo de fruta después del café pero con 2 trozos se sentía colmada sin poder probar un bocado más, por lo que decidió volver a su habitación.
Hizo el amago de estudiar pero le fue imposible, solo le apetecía dormir, sentía que se iba a desmayar y entonces se desplomó entre la cama y el suelo perdiendo la consciencia.
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Abrió los ojos observando como los primeros rayos de luz entraban por la ventana.
Lo primero que vio fue el rostro apacible de la chica.La sensación era realmente grata, pensó Marco mientras examinaba con la mirada a Aletheia aun dormida.
Estaba tan tranquila e imperturbable que el pensamiento de despertar todos los días de esa manera ya era un deseo.
Decidió no molestarla ya que aún quedaba un rato hasta que los invitados desalojasen palacio y se dispuso a incorporarse para ir a por algo de té, su recurrente bebida, pero la chica se aferró a su camisa al sentir el movimiento del azabache.
Entonces la observó nuevamente.
Aletheia refregó sus ojos para verle, su cabello negro estaba desordenado resultándole tierno.
Ella se le acercó encontrándose rostro a rostro hasta estar a pocos centímetros de distancia
Marco retuvo un suspiro.
-Tenemos que bajar al salón, la gente empezará a sospechar -Dijo ella.
-Está bien.
Ambos jóvenes se encaminaron hacia la inextinguible fiesta, por distinta ruta claro está, así no levantarían sospechas.
Poco después, Aletheia abandonó el castillo con su familia y al llegar a casa, su pequeña hermana volvió a proponer un paseo por la plaza como el del otro día, a lo que ella acepta alegremente.
Entonces ambas muchachas se encaminaron al epicentro de la ciudad.
-¿Bianca, tu crees en el amor?
-Claro que si hermana. ¿Cómo me preguntas algo así? Podría ser tu gurú amoroso si me lo propones.
Aletheia echó a reír por las chistadas de su hermana.
-A ver, ¿qué es para ti el amor? -Preguntó la mayor de ellas.
-El amor es una pasión residente en el seno del matrimonio, el amor de ser esposa, el amor de madre, el amor por dios, pero el amor también puede hacerte perder la cabeza si no se aplica debidamente, como en las aventuras en los matrimonios.
Aletheia quedó pensativa a la par que las dos hermanas paseaban.
-¿Y para tí?, ¿Qué es? -Cuestionó Bianca
Tras unos instantes de silencio, Aletheia respondió.
-El amor es ese tímido silencio cerca de ti.
Recordar su voz cuando me marcho y sentir el calor de su saludo.Es un arte.
Una llama que jamás puede apagarse.
Ni aunque se rompa el eje de la tierra como un débil cristal.
Ni que el mar se secase o se nublara el sol.
Ni siquiera si la muerte me cubriese con su fúnebre crespón.
La pequeña quedó algo confusa reflexionando sobre las palabras de su hermana.
Después de visitar varios puestos en el núcleo de la localidad volvieron a pasar frente a la tienda de bisutería gestionada por aquella anciana.
Aletheia y Bianca transitaron el comercio, a lo que su dueña se acerca.
-Hola pequeñas, ¿qué os trae por aquí?
-Buenos días, pasábamos a echar un vistazo dijo la mayor, a lo que la anciana se fijó en su muñeca derecha divisando la pulsera dorada.
-Ah, Alicia... Te estábamos esperando.
Debes devolver la rosa a donde el amor fue sepultado.
Después de anunciar aquel enigma la joven quedó petrificada.
Ella no era consciente del sueño mientras se estaba produciendo, lo tomaba como real, pero al pronunciar aquella anciana su verdadero nombre tuvo un breve momento de lucidez.-Señora, estoy en un sueño, esto no es real, cuando estoy despierta siento que algo me consume y no sé que hacer, ayúdeme por favor. -Dijo la joven entre lágrimas y cayendo de rodillas frente a la anciana mientras agarraba su mandil de trabajo con desesperación.
La menor, que se encontraba a su lado, alzó a su hermana aún aturdida del suelo, ayudándole a caminar.
Acto seguido arrojó una mirada colérica sobre la vieja y se marcharon del lugar.
Aletheia no pronunció ni una palabra durante el camino a casa pese a las constantes preguntas de su insistente hermana.
Bianca, necesito descansar. -Dijo Aletheia afligida al llegar a casa, retirándose momentos después a sus aposentos.
La joven se postró en la cama para conciliar el sueño pero esta vez no retomó la consciencia en el mundo empírico.
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La Rosa Blanca
RomansLa joven Alicia comienza a tener la ilusión de encontrarse en otra época cada vez que concilia el sueño. Desde entonces, siempre que duerme le sucede, desarrollando dos vidas al mismo tiempo, una en vigilia y otra en nocturnidad, acareándole problem...