Velada en el jardín

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Aletheia y su familia retornaron a casa al acabar con el abundante banquete al que poco después del enfrentamiento se incorporaron los tres jóvenes, aunque eso poco importó a los adultos que estaban demasiado ocupados bebiendo.

Ya se había fechado la próxima fiesta en palacio, la última antes de la boda. Por lo que ambas familias se volverían a encontrar pronto, pero esta vez en los jardines de palacio y en la víspera de la noche.

Los días transcurrieron como de costumbre, las hermanas daban sus habituales paseos mientras los padres revisaban sus interminables e inapetentes documentos... Hasta que llegó el día de la fiesta.

Bianca comenzó a prepararse con cuatro horas de antelación como de costumbre. Aletheia portaba un glorioso vestido rojo como el vino con el cual, al llegar a palacio, dejó a los invitados sin palabras. Mientras descendía las gigantescas escaleras de mármol todos los presentes la seguían con la mirada.

En la base se encontró con su prometido y el azabache, ambos vestían más elegantes que de costumbre con motivo de la ya cercana boda.

Al traspasar el último peldaño, ambos jóvenes le ofrecieron su brazo, a lo que los tres chicos salieron al exterior del castillo mientras Aletheia, situada en el centro, se aferraba a los brazos de los muchachos hasta llegar al jardín donde les es...

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Al traspasar el último peldaño, ambos jóvenes le ofrecieron su brazo, a lo que los tres chicos salieron al exterior del castillo mientras Aletheia, situada en el centro, se aferraba a los brazos de los muchachos hasta llegar al jardín donde les esperaban más invitados y un gran banquete.

Todos conversaban entre ellos, la gente bailaba y bebía sin parar, en lo que, cuando el barullo lo permite, Marco se dirige a Aletheia.

-Tengo que decirte algo, sígueme.

La joven obedece cogiéndole del lateral de la chaqueta para no perderse entre el gentío.

Sin embargo, alguien más se percató de esa reunión secreta entre ambos muchachos.

Carlos tenía muy presente lo que pasó la otra noche entre su hermano y la futura princesa pero no quería precipitarse, por lo que decidió actuar con total normalidad, al menos por ahora. Así que decidió seguirlos con sigilo.

Cuando se encontraban en un lugar más privado, el azabache empezó a comentarle a la chica.

-Aletheia, tú quieres ser libre y forjar tu propio destino. Además este nunca ha sido mi sitio... huyamos juntos.

-Estás loco Marco, ¿cómo vamos a hacerlo?

-Lo más interesante es el cuándo. La huida tendrá lugar el día de tu unión con mi hermanastro.

Aletheia se mantuvo incrédula ante las insensatas palabras del chico.

-No te preocupes, nadie se dará cuenta. Escaparemos durante el festejo, después de que Carlos y tú abráis el baile.
Entonces el salón estará repleto de gente y tendremos oportunidad, además prepararé los caballos con provisiones y todo lo necesario para el viaje.

La chica accedió, era su única vía de escape. Arriesgada pero podría funcionar.

Entonces los jóvenes volvieron a la zona de la fiesta para continuar con la velada.

Tras la celebración, los días pasaron, la gente comenzó a traer regalos a la residencia de la futura princesa, que durante la semana previa al enlace, tuvo que someterse a una cantidad desmesurada de pruebas de peinado, maquillaje, vestuario... Hasta que finalmente, el ansiado día llegó.

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