Mi "yo" borracha la ama.

1.2K 49 5
                                    

Observaba a Lourdes dormir y se sintió increíblemente afortunada y feliz. Luchó durante meses el engañar a su corazón respecto a sus verdaderos sentimientos y lo que en realidad añoraba. Porque las miles de veces que pensó en su futuro, siempre veía una sombra extrañamente similar a Lourdes, porque su imaginación y corazón iban en contra de su buen juicio y raciocinio.

¿Acaso no había perdido ya hacía muchos años el juicio por Lourdes?

¿Qué más daba perderlo una vez más?

Si las cosas funcionaban, qué bien. Si volvía a sufrir, al menos sabría que lo intentó de nuevo y no quedaría con esa mala espina de "¿Y si...?".

Lourdes estaba solo apenas cubierta por una sábana en una de sus piernas, de resto, podía mirarla a su antojo. Estaba acurrucada, posiblemente le daría algo de frío, así que la cubrió un poco más. La castaña se removió un poco y se maldijo ante la posibilidad de que despertara, porque si lo hiciese, tendría que darle explicaciones de algo que no quería afrontar. No aún.

¡Dios! Es que era una imagen tan familiar. El ver a Lourdes a su lado, despertar a su lado, fue de las cosas más comunes unos cuantos años atrás, pero actualmente, se convirtió en un regalo del cielo. Porque con ninguna otra fue capaz de sentir lo mismo que sentía en ese momento con solo verla dormir, porque la atareada noche anterior se le hizo poca, comparada con las increíbles ansias de despertar a Lourdes con uno o más orgasmos.

¡No! ¡Martina! ¡Levántate de la puta cama y afronta tu día!

¡Vaya día! Y es que apenas si se veía algo en el exterior y había dormido absolutamente nada. Lourdes cayó profunda en sus brazos en cuanto tuvo un último orgasmo y ella solo se limitó a observarla por varios minutos, pero el tiempo apremiaba y tenía muchas cosas de las cuales hacerse cargo.

El crepúsculo estaba siendo inclemente, pero pronto se levantó de la cama con delicadeza procurando no despertar a Lourdes, tomó la ropa que pretendía usar aquel día. Un conjunto negro y zapatos cómodos, ya que sabía, ese día sería interminable. Bajó al baño de invitados para no hacer ruido a Lourdes y allí mismo se vistió.

Cuando ya había clareado un poco más, llamó a Berta la cual pronto llegó junto a Luna. Las abrazó y besó fuerte, ya que las había extrañado. Les encargó no subir a la planta de arriba sino hasta que su "amiga" decidiera bajar y que le hicieran compañía porque lo necesitaría.

Debía... ¡No! Tenía que arreglar las cosas.

Después de la noche anterior, en la que, francamente, necesito un empujón de Dan para ir a buscar a Lourdes y no seguir engañando a su corazón y mente en contra de su buen juicio, porque Lourdes estaba en una parte increíblemente grande de su corazón y de allí no la sacarían ni a golpes.

Lourdes había sufrido tanto, que lo único en lo que podía pensar era en sanar, curar todas y cada una de sus heridas a través de besos, caricias, hasta llevarla a la locura, llevarla al cielo y que de a poco regresara a la tierra a través de mimos. Eso era lo que quería, y la noche anterior consiguió algo de ello, solo faltaba terminar de arreglar las cosas ese día.

Primero lo primero: Nico y Enzo.

Se encaminó en primer lugar a casa de su mejor amigo el cual la recibió con muy mala cara y con una gripa cada vez más fuerte.

─Nico, necesito decirte algo muy importante.

─Vale, preciosa, te amo, pero es muy temprano para venir con tonterías.

─No son tonterías─ lo empujó de la puerta.

─Te follaste a Lourdes hasta el cansancio y ahora la amas, blah blah blah. Nada nuevo, ahora déjame dormir.

Nuestra canción favorita // MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora