Eres perfecta.

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Lourdes la tomó de la solapa de la camisa y la estampó contra la puerta salvajemente mientras asaltaba sus labios de manera brusca. La entrepierna le palpitaba y el vientre le ardía.

No quería detenerse. Se centró solo en llevarla con sus propias manos hasta el paraíso. Lourdes introdujo la lengua en su boca. Solo podía pensar en "santa mierda". No se imaginaba nada mejor que aquello. Escuchó un cierre y rogaba que fuera de Lourdes porque la camisa que llevaba le estorbaba a la vista.

─Martina─ escuchó que dijo su nombre.

Lourdes tomó su mano y la llevó a sus pechos. Diosito santo, las piernas le temblaban. Puro spaguetti. Piernas sin huesos. Nada la podía sostener, agradecía que Lourdes la mantuviera tan firmemente en contra de la puerta.

─Martina─ repitió de nuevo.

El corazón le latía descompasado. Le dolía agradablemente el pecho. "Martina", "Martina", escuchó que le decía su castaña una y otra vez.

─Martina.

¡Mierda! Se despertó de golpe en brazos de Lourdes que le sonreía socarronamente.

─Despierta dormilona─ le dijo besándola rápidamente en los labios.

─Mmm─ dijo con la voz ronca.

─Es casi mediodía─ le acarició el cabello.

─¿Y?─ dijo acomodándose en el pecho de Lourdes hundiendo su nariz en el cuello de la castaña.

─Debes tener hambre.

─Tengo sueño─ dijo a media voz haciendo reír a Lourdes.

─Levántate. ¿Desde cuándo eres tan perezosa? ─ escuchó que le dijo con una sonrisa.

─No─ dijo decidida.

─Sí─ dijo Lourdes.

─Levántate tú si así lo quieres. A mí déjame aquí.

─Mar─ dijo cantarina─. Levántate, mi amor, quiero pasar el día contigo.

─Quedémonos en la cama─ cerró los ojos fuertemente maldiciendo el no haberle hecho el amor a Lourdes en cuanto acabó su historia la noche anterior, sin embargo, sus casi cuarenta y ocho horas en vigilia, le pasaron factura.

─Deberías, aunque sea, probar bocado.

─Deberías callarte─ le puso una mano sobre los labios callando a Lourdes y cerró más fuerte aún los ojos.

Lourdes rió ante su réplica y la bajó de su cuerpo con delicadeza para luego salir de la cama. La dejó acostada boca arriba inmóvil, pero con la respiración pesada. Realmente quería abrir los ojos y centrarse en ella, pero el cansancio ganó terreno en todas y cada una de sus células y, hasta cierto punto, agradeció que Lourdes la dejara en paz. Porque solo quería recobrar algo más de fuerzas.

Durmió, en lo que parecieron varios minutos. Aún entre los ojos cerrados, llegó a un estado de conciencia en el que se sintió observada, pero no quería abrirlos. Movió uno de sus brazos y lo puso sobre su cabeza. ¡Estaba tan cómoda...!

Hasta que sintió que dos cuerpos algo pesados saltaban sobre su cuerpo tras un "al ataque" de parte de Lourdes.

¡Mierda! ¡Solo quería dormir!

Sintió unos labios apoyándose en su mejilla izquierda mientras en la derecha sintió varios lametones excitados. Lourdes y Rebecca dejaron cientos de besos -y lametones- en su cara y fue imposible para ella el no despertar entre risas, ya que ambos le estaban haciendo cosquillas y francamente, la hicieron pasar un muy buen rato.

Nuestra canción favorita // MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora