Nuestra canción favorita // Martuli

BONUS: Dan Salomone.

Dan Salomone nació en una familia irremediablemente rota. Nunca conoció al hombre que ayudó a traerlo a la vida. Su figura paterna más cerca fue su hermano mayor, Eric. Su madre era una mujer drogadicta a la que no le importaba vender su cuerpo aún frente a sus hijos.

Cuando era pequeño, su madre se vio en la obligación de meterlo a él y a sus hermanos a la escuela. Siempre fue un chico de una inteligencia excepcional. Por lo tanto, pronto aprendió a leer y escribir en un tiempo récord y las matemáticas fueron su pasión en sus años escolares.

Siempre fue un chico tímido y retraído que se refugiaba en libros e historias, ya fueran literatura o mangas, para librarse momentáneamente de su realidad familiar y social.

Fueron muchas las noches en las que careció de alimento, pero sobre todo de cariño, ya que su madre nunca le regaló una caricia o algún «te quiero, hijo» de su parte, lo cual lo convirtió en un chico frío y que, carecía de inteligencia emocional. El único que alguna vez llegó a demostrar algún tipo de preocupación por él, fue su hermano mayor, Eric.

Tenía dos hermanos más, Mike y Jhon, con los cuales no llevaba una relación cordial, ya que estos, aprovechando que eran mayores, lo usaban como saco de boxear personal y él no podía hacer demasiado, porque siempre era golpeado entre ambos. Eric, si se encontraba en casa, lo protegía, y si no, tenía que apañarse a su suerte.

Una vez miraba la televisión, la única que había en casa, a la cual le fallaba el audio y para repararla solían tener que darle un golpe en el costado izquierdo para que siguiera sonando, no tenían dinero para mandarla a reparar, así que menos tenían para comprar otra. Ese día, estaban presentado un programa en el que un hombre sale adelante con sus propios esfuerzos, estudiando duro y siendo aplicado. Dicho hombre, es afortunado con las mujeres, no obstante, un día, y como si de una broma del destino se tratase, conoce a una mujer por la cual siente una fuerte atracción y es correspondido. Tienen hijos, una enorme casa custodiada por un perro San Bernardo, incluso tenían una pecera con peces de todos los colores y formas. Ese hombre era feliz y deseó con su infantil mente tener una vida como la de aquel hombre.

Aun cuando era considerado el "raro" de la escuela, siempre tuvo éxito con las relaciones y, a medida que fue creciendo, demostró una gran belleza física que no era ajena a sus compañeras féminas, e incluso a uno que otro hombre. La primera vez que sostuvo relaciones sexuales fue siendo bastante joven, a los trece años una mujer casi diez años mayor que él, que además era una de las ayudantes en una de sus clases, le dijo que ella «podía hacer de él un verdadero hombre» lo cual le excitó. Aceptó la oferta de la mujer, que, tras terminar, le reprochó su falta de experiencia diciendo que se arrepentía de dejarse llevar por un niñito.

No lo admitió, pero el que le dijera aquello fue de las cosas que más le dolió, aún más porque la mujer estaba consciente de que era un completo inexperto, pero que estaba dispuesto a aprender todo lo que le enseñaran.

Un día, casi a punto de cumplir los quince años, estaba en la habitación que compartía con sus hermanos leyendo una revista de esas para adultos, cuando comenzaron a golpear la puerta con fuerza. Pronto escuchó vidrios rompiéndose y a su madre gritar por ayuda. Salió de la habitación, entonces recibió un fuerte golpe en la parte trasera de la cabeza, lo cual lo hizo desmayar.

Cuando despertó ya era de noche y escuchó gemidos. Con sumo esfuerzo dirigió sus ojos hacia el lugar del que provenía el sonido: dos hombres estaban abusando de su madre, justo frente a sus ojos.

«─Ya despertó ricitos». Se burló uno de ellos.

Escuchó la profunda y ronca voz de un hombre detrás suyo. Trató de gritar cuando sintió que le bajaban el pantalón junto a los bóxers, pero tenía lo que parecía un calcetín introducido en la boca y las manos y pies fuertemente atados, cuando intentaba soltarse, los amarres se tensaban incluso más.