Capítulo 1

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¿Dónde lo había visto antes? Sus ojos escudriñaron el paisaje esperando una respuesta.

Cierto...

A EMIYA, casi le parecía irónico que le llamaran el campeón de la justicia cuando él mismo condenó a un mundo o al menos eso era lo que todos pensaban, podía sentirlo, cómo sus instintos le quemaban en ese momento, pero ya no era algo para preocuparse o siquiera para pensar. 

El contrato se mantuvo de pie, como siempre, regresaría en un momento...

La arena que volaba por todas partes en aquel desierto caía por doquier adornando el paisaje cubierto de espadas como si fuera algo que pudiese ser digno de admirar, aquella escena, podía considerarse hermosa hasta cierto punto, pero para él, sólo significaba algo.

El abandono

Cada espada, es una historia y una tumba que demuestra cuántas personas han caído bajo su hoja.

La desolación de no haber tenido a nadie más con él, cómo todos murieron a su alrededor, la promesa rota con su padre, su amiga a la que no pudo proteger y el mundo que logró salvar a cambio de su vida y la de miles de millones.

¿Campeón de la justicia?

Quizás su contraparte se llamaría así, hasta su yo de aquella realidad en la que había estado podría considerarse más Shirou Emiya que él en este momento.

¿No se supone que él no es el mismo?

Una pequeña risa se escapó de su boca mientras el paisaje se rompía lentamente, no es que le importara, una vez que ese desierto se congelara en su totalidad ya no estaría en este mundo, ni siquiera es que se mereciera estar en otro mundo, siendo él el principal antagonista de la humanidad.

Pero eso valió la pena. 

Dejó que algunas personas tuvieran su final feliz, salvó a los que pudo a costa de los que no pudo, sus voces en cánticos rondaban su cabeza como un réquiem que no pararía en toda la eternidad.

(Requiem: Oración por los difuntos que se reza en las misas dedicadas a ellos)

Después de perderlo todo y quedarse sólo con la única motivación de vivir, ya no le importaban los años que siguieron, él como todos quieren su cabeza, él como tiene que continuar matando sin parar, él como todo se vuelve en su contra...

Al final sus manos estaban más manchadas que las de los espíritus heroicos errantes y humanos..

Se odiaba a sí mismo 

DegradaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora