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Medea había estado de pie frente a una de las torres de la mansión. Había estado esperando ansiosamente el regreso de las dos personas que habían salido.
El solo hecho de ver a Emiya actuar tan amable con Esdeath la había dejado molesta, ¿cómo es que esa persona se atrevía a hacer tal tipo de actuación?, ¿más aún para alguien como la general?
Le molestó, eso la enervó mucho, demasiado.
(Mmm, enervó, poner nervioso o inquieta)
Pero también había algo que no cuadraba en todo lo que el hombre había hecho, si bien desde la puñalada parecía más... tranquilo, es solo que esa tranquilidad parecía ahora un exceso cuando lo veía interactuar con los demás... como si cualquier preocupación hubiera desaparecido de repente.
No era como la persona que actuó la primera vez que lo conoció en este mundo, tampoco era como en la guerra y mucho menos después de su "vida" en aquel lugar, era distinto; más... antinatural.
Medea se había quedado quieta examinando las acciones del hombre hasta la fecha, el gran cambio no había sido evidente hasta que conoció a aquella mujer en el imperio. Se anotó mentalmente que debería investigarla cuando llegara el momento, no había posibilidad de que las cosas sucedieran como ahora con esa clase de actitud que había derramado.
Fue la primera vez que había visto el rostro del hombre lleno de ira, no, quizá sonara más de lo que debió ser esa acción, pero el solo hecho de haber visto esa cara del hombre...
Un ligero temblor recorrió su cuerpo al recordar las primeras palabras que Emiya había pronunciado después de aquel suceso.
― ¿Desde cuándo puedes detenerme?
La enorme sonrisa que el hombre había dado cuando mencionó eso, no le dio a Medea ninguna buena sensación. Era más que evidente que Emiya sólo la había estado viendo hasta ahora como alguien sin fuerza, sin posibilidad de hacerle frente.
Pero a la mínima que mostró que podía detenerlo, el hombre perdió sus estribos por unos segundos para luego pasar a estar tranquilo.
Una tranquilidad que fue lo que más la aterró. Ante todo, el momento en el que ella había apuñalado a Emiya había cortado un laso, al principio no lo sabía, eso hasta que Emiya le explicó que era el último remanente de su yo de este mundo.
El Shirou Emiya que alguna vez había pisado este mundo se había ido para siempre aquel día.
...
―Esto fue más entretenido de lo que pensé ―Esdeath estaba sonriendo mientras que sentía como su cabello estaba siendo cepillado.
―Tal vez, si hubieras ido con toda tú fuerza desde un principio nuestro encuentro no se habría prolongado ―Emiya cerró los ojos, mientras cepillaba el cabello largo de la general. La cual estaba sentada en uno de los bancos de su habitación dentro del palacio del emperador.
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Degradación
FanfictionDesconocido para ella y para todos los demás, en el momento en que su mente se empeñó en mostrarle cosas que desconocía y que no existían... La carta que estaba servida de la nada... A la espera de que llegara el momento adecuado para acabar con el...