Capítulo 16

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Medea no sabía cómo sentirse cuando se despertó.

Estaba cansada, sus ojos apenas se abrían y no quería moverse de donde estaba. Solo quería quedarse como estaba un rato más, realmente se sentía cómoda....

Entré abriendo un ojo, viendo a Emiya que también parecía haberse despertado debido a que ella se había movido. Fue raro, normalmente era el hombre quien se levantaba primero para preparar todo, pero ahora que lo veía tan tranquilo solo podía sonreírle dulcemente.

Emiya quien se estaba despertando vio aquella sonrisa tonta en el rostro de Medea, a sus ojos fue una sonrisa simple y sincera. Movió su mano y tocó la mejilla de la mujer, la cual acurrucó su rostro en su palma.

Los ojos del hombre se abrieron de par en par ante aquel gesto tan dócil y afectuoso. Ambos habían pasado casi toda la noche juntos. El sexo no fue algo que no hubiera hecho, pero aquello fue en vida, ¿ahora?

No recordaba tal cálides... era realmente reconfortante, lo único que jugaba en su cabeza y no dejaba de molestarlo era de la persona de la cual estaba sintiendo tal cosa.

Caster Medea de entre todas las personas... ¿era por haber renacido en un cuerpo más humano que su ser original que podía sentir las emociones fluctuar de tal manera dentro suyo?

Si ese fuera el caso tampoco es que le molestara.

—¿Qué tal has descansado?—

Emiya fue el primero en hablar, rompiendo aquel silencio que se había formado mientras se habían estado mirando.

—Bien, fue una hermosa noche— la sonrisa y la luz en la mirada de Medea hizo que la boca de Emiya se abriera un poco en sorpresa.

¿De verdad esa mujer estaba bien con alguien como él?

Ese pensamiento le dio a Emiya al instante un mal sabor de boca. Si bien fue él quien habló de que la mujer le resultó interesante al final eso no le quitaba la culpa que se cargaba encima.

—¿Llamas hermoso a gritar y arañar?— La sonrisa de Emiya sólo hizo que el rojo acudiera a la cara de Medea al recordarlo.

—Con toda la charla que diste pensé que serías más... caballeroso...— ella realmente no estaba del todo de acuerdo con lo que hizo anoche.

Pero ella simplemente lo hizo y ya. Tampoco podía catalogar eso como algo espontáneo o como si una parte de ella no quisiera saber nada. Aquella noche fue algo unánime en su cabeza, eso era lo que la hacía sentir como una tonta ahora.

Lo había disfrutado demasiado al final y era más que evidente por como el hombre a su lado estaba tan cómodo a diferencia de todo este tiempo que también había disfrutado bastante de esa noche juntos.

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