Capítulo 13

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Esdeath caminaba tranquilamente en el castillo de la duquesa. El lugar era bastante acogedor, le gustaba, era un lugar donde sabía que podía estar tranquila y a gusto.

Buena comida, buen servicio, por no decir que los empleados, aunque le tenían miedo, no actuaban de acuerdo a esa emoción. Para Esdeath, aquel lugar era uno de los mejores en los que se había alojado.

El sonido de la música provenía de una de las habitaciones cercanas. 

Sintió curiosidad.

¿Quién podía tocar el piano en aquel lugar? Lo más probable es que, por el sonido suave y armonioso, fuera un músico consumado.

Dando unos pasos hacia la sala cercana, vio la puerta que separaba su destino.

Abriéndola con lentitud para no asustar a la persona que estuviese tocando el instrumento, Esdeath entró en la habitación y no pudo evitar enarcar una ceja ante lo que vio.

Emiya, tocando el piano con bastante precisión para señalar.

¿Qué era esto? Era raro ver a alguien como él tan concentrado en algo así...

Ella iba a tener su cita con él hombre más tarde, por lo que encontrarse en estos momentos era una coincidencia que no esperaba.

La música no se detuvo, no paró ni dudó. El hombre tenía los ojos cerrados y una expresión tranquila, parecía que por primera vez Esdeath estaba viendo la cara del hombre tan....

Tranquilo.

Los ojos de Esdeath se abrieron de par en par al darse cuenta. Si bien Emiya no desprendía el aura de una buena persona ni nada por el estilo, estaba ahí, ese pequeño deje que le daba curiosidad, y con ello, con la comprensión de que todo este tiempo, el hombre no estaba en paz hasta ahora.

Era algo que Esdeath sólo podía contemplar en silencio.

Además, que no quería interrumpir la música, después de todo, nunca había escuchado algo así.

Un último vuelo que indicaba el final se dio cuando el hombre comenzó con el estribillo final y dando lo que parecía un golpe a las teclas frente a él.

-No esperaba tener más espectadores esta vez -habló Emiya con una voz casi ominosa. El hombre se levantó, el sol le daba de lleno en la espalda, y con la iluminación a su espalda, apenas podía ver la cara de Emiya.

(Mmm, ominoso, "de mal agüero" o que anuncia un mal presagio)

Más Esdeath sólo necesitó volver a ver los ojos de Emiya para saber que esa tranquilidad se había ido en el momento en que dejó de tocar el piano.

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