Desconocido para ella y para todos los demás, en el momento en que su mente se empeñó en mostrarle cosas que desconocía y que no existían...
La carta que estaba servida de la nada...
A la espera de que llegara el momento adecuado para acabar con el...
Aquellas palabras llegaron como un golpe en la cabeza para la mujer.
No hubo ningún movimiento de parte de los dos.
Ambos
Caster y Archer se quedaron viéndose por unos instantes.
― Buenos días Archer ―
Emiya observó a la mujer ahora con otros ojos.
La voz de Caster fue mucho, mucho más hueca que nunca. Era la primera vez que le hablaba a Archer con ese tono, después de todo el tiempo que llevaban juntos...
― Supongo que era algo previsible que en algún momento volverías ¿No? ―Archer sonrió con "sorna" viendo a la mujer.
(Sorna: Tono irónico y burlón con que se dice una cosa)
Caster estaba quieta, sin saber que decir, era como si en cualquier momento o cualquier acción que hiciera, terminaría con su cabeza rodando por el piso...
― Te ves muy pálida, mi "señora" ―la voz de Archer fue con burla
Caster se enojó, movió su cabeza y abrió la boca como para responder.
Una espada pasó a lado de su cabeza mientras se incrustaba en la pared detrás de ella.
― Supongo que debes saber como lograr que Medea, la agradable y amable persona que estaba en ese cuerpo, vuelva ― Caster se quedó quieta viendo al hombre.
¿Cómo decirle que ambas eran un solo "yo" actualmente?
― ¿Qué viste? ―la pregunta de Archer vino con curiosidad.
Caminando alrededor de la habitación, llegó hasta la mesa de la habitación donde se encontraba una jarra con y dos vasos.
― ¿Ver? ―otra espada pasó ahora cortando parte de la mejilla de Caster.
Un pequeño chillido de sorpresa salió de la garganta de la mujer.
― Creo que no estas entendiendo bien tu posición ―Archer habló con tranquilidad mientras terminaba de servirse el agua en el vaso y daba un sorbo.
― ¿Mi posición? Crees que no sé como funciona esto ¿Verdad? Tácticas de miedo para poder conseguir verdad ― Caster sonrió viendo al hombre.
― Me necesitas, quieres a tu muñeca, por lo cual no vas a lastimarme― Caster sonrió mientras caminaba hasta estar frente al hombre.