Desconocido para ella y para todos los demás, en el momento en que su mente se empeñó en mostrarle cosas que desconocía y que no existían...
La carta que estaba servida de la nada...
A la espera de que llegara el momento adecuado para acabar con el...
Cada momento que había vivido con la Medea que él conocía, no podía aplicarse lo mismo para ella.
Dio un pequeño suspiro mientras caminaba hacia uno de los estantes que estaban en la habitación, debía de decir que la habitación que actualmente alquilaba en la posada, era verdaderamente completa a diferencia de lo que tenia en mente, incluso tenía unos cuantos libros, para pasar el rato.
Negando con la cabeza, quito esos pensamientos inútiles y se concentro en su pequeña tarea.
Agarrando una pequeña bolsa marrón de tela que estaba detrás de algunos libros, la abrió y noto la cantidad de monedas que había.
Suficientes para estar una temporada en aquella posada, pero no era lo que quería.
Volvió su vista a la mujer de cabello lavando, aun no podía encontrar sentido a su situación actual, no había un sistema del santo grial, o al menos no lo sentía
No había ningún rastro de prana que se haya usado por los alrededores, por lo cual era posible que no hubiera alguien con la capacidad que usarlo por la zona.
Dejando de lado las posibilidades de algún mago dentro de la zona que personalmente cubrió.
Hablando de cubrir
Le sorprendió la cantidad de personas que intentaron ingresar en el cuarto, la mayoría eran personas que reconoció cuando Medea abría la ventana y veía el exterior, había una sonrisa en el rostro de la mujer cada vez que observaba afuera.
Negando esos pensamientos, decidió que era momento de despertarla, no era como si le molestara, pero verdaderamente la mujer se veía a gusto mientras descansaba.
Emiya se quedo quieto en medio del camino hacia la cama viendo un poco más el rostro de la mujer mientras daba un pequeño suspiro y caminaba de vuelta, hacia la mesa en el centro del cuarto, agarrando el libro que estaba allí lo empezó a leer.
Y se maldijo en voz baja
Podía hacer cientos y miles de aberraciones
¿Pero no podía despertar a la mujer que estaba descansando? Rin se reiría en su cara si lo viera actuar de tal manera.
...
Medea abrió lentamente los ojos mientras observaba el techo de la habitación
Pudo ver la madera junto con el techo totalmente revocado y lijado, la suavidad de la cama solo ayudo para que se mantuviera tranquila