25.

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Soobin había pasado unos días maravillosos con la familia de Yeonjun. Pero extrañaba a su madre.

Hoy era el último día en aquella casa gigantesca a la que había ido y quería aprovecharlo.

El día anterior, había tenido una pesadilla. Se encontraba en aquella habitación oscura, estaba sólo y tenía frío, solamente traía un pijama de verano; miraba en todas direcciones pero, como es típico de las pesadillas, no podía moverse. Sus piernas comenzaban a temblar cuando oía pasos lejanos y al momento en que una sombra de un hombre alto se acercaba a él, despertó.

Había tenido que ir a dormir junto a Yeonjun porque no le gustaba estar sólo ahora.

Jamás había dormido con otra persona, pero ahora lo necesitaba.

Así que, siendo las 3 de la madrugada, se infiltró lentamente en el cuarto del mayor. Se abrió paso por la habitación sin hacer ningún ruido, y cuando estuvo junto al lecho de Yeonjun, aprovechó que este se encontraba durmiendo en una de las orillas dejando un espacio libre. Simplemente levantó las cobijas y se acostó a su lado.

Yeonjun sintió el peso de otra persona en su cama, se asustó al principio, pero después notó que era Soobin quien ahora se encontraba allí.

No tardó en pasar su brazo por la cintura del menor, con cuidado. Y no se acercó mucho, para no incomodarlo.

Soobin agradecía que Yeonjun fuera tan cuidadoso con él.

Como estaban de frente, Soobin se inclinó y dejó un beso en la mejilla de Yeonjun. Era la primera vez que actuaba tan espontáneo.

Buenas noches, Hyung.

— Buenas noches, Hyung

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𝙋𝙖𝙨𝙞𝙩𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙋𝙞𝙣𝙜𝙪̈𝙞𝙣𝙤 -𝙔𝙚𝙤𝙣𝙗𝙞𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora