«Soobin es un niño de siete años que diagnosticaron con Hafefobia a muy temprana edad. Yeonjun es un niño de ocho años que no sabe por qué tiene que jugar con otro pequeño que ni siquiera conoce y además parece tenerle miedo.»
✜ Adaptación autorizad...
Con el tiempo, Soobin fue descubriendo que ya casi podía controlar del todo sus inevitables miedos.
Cumpliendo 18 años, comprendió que no sólo podía escapar de los problemas, si no que tenía que enfrentarlos.
Así que se cambió de casa con su madre poco tiempo después de su cumpleaños, aunque no era muy lejos de su antiguo hogar. Yeonjun y él se seguían viendo muy seguido.
Ahora tenía una habitación más grande, y una pared lo suficientemente extensa para recrear el mural de los pingüinitos que había hecho hace dos años.
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L a vida le sonreía otra vez, y eso era bastante bueno. Yeonjun se sentía feliz, porque aquel chico de cabellos rosas merecía todo lo bueno del mundo, y él se encargaría de dárselo algún día; si Soobin quería la Luna, la Luna sería de él.
La noche que Soobin terminó su pintura, invitó a Yeonjun a casa para que pudieran cenar juntos. La madre del menor se encontraba trabajando para mantenerlos a ambos, así que el mismo Soobin tuvo que hacerse cargo de la comida.
Hubo muchas risitas y besos de por medio.
Y cuando el alto le mostró su obra a Yeonjun, prácticamente estuvo a punto de llorar. Sooobin sólo sonrió tímido.
La velada fue una maravilla para ambos, pero en un instante todo se volvió diferente.
Yeonjun no se dio cuenta de en qué momento había comenzado a posar su mano bajo la tela del suéter de Soobin mientras se besaban en la habitación del menor.
— Yeon... Detente.
Soobin respiró agitado unos segundos, no pudo evitar que los recuerdos de su trauma volvieran con un solo toque.
— Soobinnie, no... Yo, perdón, no quería...
— Solo... Vamos despacio ¿Bueno?
Yeonjun asintió y en poco tiempo volvió a los labios de Soobin.
♡.
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