26.

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Soobin y Yeonjun habían vuelto de su viaje.

Soobin había entrado a su hogar, su madre le había recibido con los brazos abiertos. Después de un abrazo cariñoso y cálido, el de cabellos negros habló

¿Donde está papá? —Se aventuró a preguntar el menor de edad, temía de la respuesta en cierto modo.

Él no volverá a esta casa, mi amor. Jamás tendrás que volver a verlo, lo prometo.

Soobin soltó unas pequeñas lágrimas, pero no de tristeza ni lástima por aquel engendro, eran lágrimas de alivio. Sabía que ahora estaba a salvo, a Yeonjun le alegraría escuchar la noticia.

Luego de aquel suceso, Soobin era más feliz.

Para cuando Yeonjun cumplió años, el único regalo que le pidió a Soobin fue que aceptara su propuesta.

Soobinnie, tengo algo que quiero decirte hace mucho.

— ¿Pasó algo, Hyung?

Soobin comía chocolates mientras veían una película. El collar con el dije del pequeño pingüino jamás abandonaba el cuello del menor.

Tenía toda su boquita sucia con la sustancia dulce, Yeonjun se rió y se sentó en la cama con un aire avergonzado. Seguido, se puso de pie, buscando algo para limpiar el rostro del otro.

Mientras realizaba esta última acción, habló, sentándose frente a Soobin.

¿Tú sabías que te quiero mucho, verdad? También sabes que hace unos días fue mi cumpleaños...

— Sip, sip. Yeonjun Hyung, yo también lo quiero.

Bueno, pero yo te quiero más. Y por eso mismo, quiero pedirte algo.

— ¿Qué cosa?

Soobin se sonrojó un poquito por la cercanía que estaba tomando el mayor.

Sus frentes llegaron a estar juntas, sus flequillos se mezclaron. El cabello de Yeonjun aclarado a un castaño de temporada, y el cabello de Soobin con el mismo color negro oscuro de siempre.

Quiero que seas mi novio, quiero compartir mi futuro contigo. Cuidarte, estar contigo siempre como ahora.

Yeonjun Hyung...

Un beso fue compartido por ambos chicos, más largo que todos los anteriores pero sin dejar la esencia inocente de siempre. Pequeños roces fueron la cumbre de la felicidad, hasta que se vieron obligados a separarse ante la reacción divertida de Soobin, su risa y un asentimiento que hizo que Yeonjun sintiera cosquillas

 Pequeños roces fueron la cumbre de la felicidad, hasta que se vieron obligados a separarse ante la reacción divertida de Soobin, su risa y un asentimiento que hizo que Yeonjun sintiera cosquillas

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*Cuando una pareja de pingüinos se une es para toda la vida. Son una de las especies más fieles.

𝙋𝙖𝙨𝙞𝙩𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙋𝙞𝙣𝙜𝙪̈𝙞𝙣𝙤 -𝙔𝙚𝙤𝙣𝙗𝙞𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora