Wiski n4

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Camino por las calles con una botella de Wiski en su mano y  un hombre que sostenía su cintura.

-No me tomes la cintura- le dijo a su pareja para que la sostuviera por los hombros.

Llegó a su decadente departamento y todo se volvió negro.

***

En la mañana se encontró desnuda entre las sábanas y con una nota en su puerta.

Eres genial, Llámame.

Tomo en papel y lo tiró por algún rincón de la estancia.

Lavó su cuerpo y acomodo su desastroso cabello.

Se miro en el espejo y lloró.

Lloró y lloró todo lo que su cuerpo le permitió. Las lágrimas caían sin parar y los sollozos hacían eco en aquel baño mientras que el vapor caliente de la ducha no se iba.

Se volvió a mirar al espejo y seco sus lágrimas.

-Eres fuerte- se dijo a sí misma, pero sabía, muy en el fondo, que era mentira.

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