Capítulo cinco: El dúo

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   Sara. Jaime. El dúo dinámico. Él logró que ella se suelte y que se abra. Ella lo ayudó a salir adelante y tener un futuro. En clase todos los conocían como los más envidiados. Cada vez que les veían, sus ojos reflejaban una mezcla entre envidia, ira y celos. Los fulminaban con la mirada. A Jaime le encantaba sentirse importante, pero Sara...Sara quería salir del foco de luz. No quería ser el centro de atención. Ella prefería pasar desapercibida y sentirse prácticamente invisible.Cada vez que alguien la observaba, los nervios la consumían. Una de las personas más tímidas que puedas imaginarte, siendo mejor amiga de un fanático de la atención. Jaime era el típico a quien llamaban a todas las fiestas y arrastraba a su amiga con él. El alma de cada fiesta a la que asistía. Y su compañera se pasaba todo el rato en la esquina con un cubata en la mano, las pocas veces que iba. Para lo único que se movía era para buscar otro trago o para ir al baño. Cada tanto Jaime aparecía y la intentaba llevar a bailar, intentaba. No lo lograba, siempre quedaba en el intento. Venía alguna chica y se lo llevaba. Sara lo llevaba de la discoteca a su casa. Porque, con el pedo que siempre llevaba encima, no podía ni abrir la puerta del carro. Siempre terminaba destrozado y generalmente con alguna mujer.

Sus padres nunca le regañaban. Simplemente le recordaban lo imbécil que era y le decían "Menudo cabrón" Recibía un insulto atrás de otro. Normal que el niño haya salido así con tales padres. Como dicen, de tal palo tal astilla. Los amigos siempre criticaban a sus padres. Y a Sara con suerte la saludaron alguna vez y ni siquiera recibió un gracias después de sacar a su hijo de las fiestas y llevarlo a casa. Creo que no sabían ni su nombre o pensaban que era una de las tantas mujeres con las que Jaime salía. A pesar de lo mal padres que eran comparto un pensamiento con ellos, su hijo es un imbécil y un cabrón sin duda, la diferencia es que no lo he criado yo. Era un fracaso y una gran decepción para su familia de universitarios. Su padre cirujano, su madre arquitecta, su tío juez. Y él, que no tenía ni la ESO, repitió varios cursos, entre ellos el último. No se sacó la ESO y no creo que lo haga.

A diferencia de su mejor amigo, Sara sacaba muy buenas notas. Nunca se ha llevado ninguna asignatura y su promedio siempre superaba el ocho. Eran el típico dúo de amigos que no tienen nada que ver y no se parecen en nada. Ella siempre callada, estudiosa, no salía con ningún chico luego de sus malas experiencias, solitaria, sin amigos. Mientras que Jaime era todo lo contrario. Aún así lograron llevarse bien y divertirse de algún modo. Hablaban de la vida y de sus problemas. Si me pedís mi opinión, yo diría que se usaban mutuamente para descargarse y para evitar la soledad. Jaime tenía muchos amigos pero ninguno con quien pudiese pasar mucho tiempo, todos se aburrían y aprovechaban de él para ser uno de los populares y conquistar a quien se ponga delante.

Otra diferencia entre los dos era la forma de vestir. Ella se ponía lo primero que veía, sin perder el estilo por supuesto. Él era de los que preparaban la ropa el día anterior y que iba a la escuela como si fuese a una gala. Sus padres podían ser exigentes con él pero nunca le faltó dinero. Siempre con ropa de marca, y marcas caras. Y mucha, mucha ropa. Sara también realmente. Tenía mucho dinero, su padre no ella. El adulto no le daba dinero a su hija, solo le compraba comida y cada tanto alguna que otra prenda de ropa.

Por esa razón, Sara comenzó a conseguir su propio dinero. Trabajaba ocho horas a la semana como asistente médica. Era una especie de enfermera. Ella sabía mucho de medicina y siempre iba en una ambulancia a los incendios, emergencias, y cosas por el estilo. Tomaba el turno de noche porque era cuando menos trabajadores había y así podía evitar a la gente. No atendía a muchos pacientes, pero ella ayudaba a todos. Una vez le salvó la vida a un señor al que le había dado un paro cardíaco. Se pasó todo el camino desde la casa del señor hasta el hospital haciéndole rcp sin parar, salvándole la vida. Gracias a esos diez minutos de viaje y al intenso trabajo de Sara, él llegó vivo al hospital y pudo obtener los tratamientos necesarios. El hombre y su familia le agradecieron como nunca nadie lo había hecho, dándole mil euros como recompensa. Así era como ella ganaba dinero, además del sueldo que le pagaban por supuesto.

Al ser menor de edad, no podía trabajar más horas a la semana. Pero ella asistía a unos cursos de medicina y primeros auxilios con algunos de sus compañeros para en un futuro poder tener un mejor puesto. Allí conoció a todo tipo de personas. Bomberos, cirujanos, pediatras y hasta pilotos. Supongo que eso la ayudó a abrirse más con la gente y a confiar en sus compañeros. Después de todo, la confianza es muy importante en la medicina. Si no confías en tus compañeros, es complicado que puedas hacer tratamientos más complejos, cirugías por ejemplo.

Con ese dinero ella se compraba ropa, lo que necesitaba para la escuela, y todo. Ya que no le compraba ni eso, su padre no se hacía cargo ni de los útiles de la escuela. Con suerte le pagaba su escuela privada, porque si, iba a una escuela privada y vivía en un barrio privado. Cuando digo que su familia tenía dinero, me refiero a que tenían mucho. Incluso tenían uno de esos aparatos que les hablas y te prenden y apagan luces. Y uno de esos refrigeradores que tienen una pantalla en la que te dicen que tienes dentro del refri y te arman la lista de la compra. Contratan a dos personas que se encargaban de la limpieza de su casa, bueno más que casa mansión. No sé si llegaba al punto de la mansión, era más una casa grande con dos habitaciones más de las necesarias y seis baños, un bar, un gimnasio y un jardín enorme con una piscina y un jacuzzi.

Con diecisiete años trabajaba más que muchos adultos y sabía más de medicina y de incendios que muchos médicos y bomberos. Tiene prácticamente los mismos conocimientos que los enfermeros, y sin hacer una carrera. Una joven madura e inteligente, con metas y un futuro prometedor. Podría ser bombero, cirujana, cardiologa, o cualquier cosa, no le gustaba uno en específico. Por eso su materia favorita a esa edad era la biología, después se convirtió en geografía e historia, y más adelante en lengua. Siempre fueron sus favoritas esas cuatro, dependiendo del tema que le enseñaban en el instituto, iban variando entre el primer y cuarto puesto.

Deberían enseñar medicina en bachillerato, al menos primeros auxilios. Así prepararían a los adolescentes para la vida, no enseñándoles álgebra. Matemática siempre me pareció una materia inútil. A partir de ciertos puntos te empiezan a enseñar cosas que no vas a utilizar en tu puñetera vida. Hay cosas que sirven y muchas que no. Estaría guay que fuese una carrera universitaria y listo. En el instituto al que Sara fue hasta los dieciséis, tenía ocho horas semanales de matemática, y de biología solo dos. Y aún así se enamoró de esta asignatura.

Jaime repitió cuarto de la ESO y la abandonó, entonces no pudo hacer bachillerato. Ahí se empezaron a separar. Sara iba a bachiller y además trabajaba, mientras que él no hacía ni el huevo. Así que sus padres le dieron dos opciones; o se sacaba la ESO y hacía bachillerato, o empezaba una carrera que no necesitase de la ESO. Él les dijo que no quería seguir estudiando y que se tomaría un año sabático. Sus padres no aceptaron su decisión y lo echaron de casa. Jaime quedó solo, sin estudios, sin trabajo, sin familia que lo acogiera. Entonces tuvo que recurrir a su amiga, Sara, quien sin problema le dejó quedarse en su casa. Pero había un obstáculo, su padre. Y que el muchacho le tenía miedo, ella temía preguntarle. Él se quedó una semana sin que el dueño de la casa se enterase. Su mejor amiga le subía comida a la habitación y lo escondía cada vez que corriera riesgo de ser descubierto. Hasta que no pudieron más, no podían pasar así el resto de su vida. Sara le enseñó a Jaime lo que sabía de enfermería, debido a que esa carrera no necesita de la ESO. Sin embargo, Jaime no aprendió nada, simplemente no le interesaba la medicina. Ella tuvo una idea para salvar a su amigo, otra vez, enseñándole lo necesario para que pudiese ser bombero. Él era deportista y le pega ser bombero. Le gustó la idea y quiso probar. Una vez aprendió lo necesario se metió a una carrera y se sacó un máster. Mientras hacía la carrera y entrenaba para ser bombero, trabajaba como asistente con un grupo de bomberos.

Ahora el dúo de amigos pasaron de ser los más envidiados a ser el bombero y la enfermera. Aunque Jaime no perdió a sus admiradoras, en realidad consiguió más. Ahora era un bombero mazadisimo y aparentaba ser inteligente. Sara también tenía su ganado. Era una enfermera muy guapa e inteligente  ¿A quién no le gusta eso?

El fuego de mi interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora