Capítulo 25: Visitando a los tíos.

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Después de un tiempo, Alan por fin llega a la casa de sus tíos, se baja de la patineta, la toma y toca el timbre de la puerta; en un instante abre Sergio, un chico de catorce años de edad que es primo hermano de Alan y obviamente hijo de sus tíos, Sergio alegre dice– ¡Alan! ¡Pero qué milagro que vengas a visitarme! ¿Y mis tíos?– ¿qué tienen? –pregunta Alan, Sergio le dice– ¿dónde están? –Alan contesta –ah, eso, no pudieron venir, están un poco ocupados –Sergio pregunta– ¿y a qué vienes Alan? –Alan contesta –el asunto es con tus padres, ¿se encuentran? –Sergio contesta –sí, están por ahí adentro, pasa –gracias –contesta Alan, pasa con su patineta, Sergio cierra la puerta y acompaña a su primo Alan por el pasillo de la casa, en eso sale Tristán, el padre de Sergio y tío biológico de Alan, de su cuarto cambiado y arreglado, al ver a Alan, Tristán se sorprende de buena y mala manera, de buena manera porque hacía tiempo que no venía de visita, y de mala manera porque llegó de visita en un momento bastante inoportuno, así de doblemente sorprendido, Tristán exclama– ¡Alan! ¡Pero qué gusto! ¿A qué se debe tu visita? –Alan se siente recibido por el comentario, así que contesta –es que tenemos un pequeño problema económico, y pues, el dinero no nos alcanza para comida para mí, así que hoy mis padres me mandaron a comer aquí, para ver si son tan amables de darme de comer solo por el día de hoy –Tristán preocupado pregunta– ¿pero tiene que ser precisamente hoy? –Alan contesta –sí, eso dije, no se preocupen, será el único día –Tristán dice –es que hoy no podemos– ¿por qué no? –pregunta Alan, Tristán le responde –es que hoy... es que hoy...– ¡Tristán! ¡Apresúrate! ¡Debemos llegar antes de que se llene el restaurante! –grita desde su cuarto Lidia, la madre de Sergio y tía política de Alan, esto deja a Alan sorprendido y ataca con la mirada a su tío, Tristán pone cara de asustado, Lidia sale de su cuarto cambiada y arreglada y va hacia donde está Tristán, cuando llega le dice –apresúrate Tristán, no quiero que lleguemos tarde a... –en eso voltea a ver a su sobrino Alan que tiene cara de indignado y Lidia se asusta, ella le dice– ¡Alan, pero ¿Qué haces aquí?! –por la indignación, Alan prefiere quedarse callado, pero Tristán le cuenta a Lidia el asunto al oído, cuando Lidia lo escucha se asombra– ¡no manches! ¿En serio? –exclama Lidia, Tristán contesta –sí –y Lidia se queja, Alan con un tono sarcástico pregunta –perdonen, ¿de casualidad van a salir a comer a un restaurante? –Lidia contesta –está bien, nos has descubierto, la cosa es que nosotros tampoco tenemos dinero suficiente para pagar lo que tú consumas en ese restaurante –sí, ya veo, ¿entonces qué? –pregunta Alan –no lo sé –contesta Lidia, se queda pensando un poco y dice –apenas que haga de comer aquí, ya iremos otro día –Alan, Sergio y Tristán están de acuerdo con esta opción, así que los tres se van al comedor a ordenar la mesa, Alan guarda su patineta en el cuarto de Sergio y Lidia va a la cocina a preparar la comida.

Entonces Lidia le cocina una hamburguesa a cada uno, se las hace normal a Sergio y a Alan, y para Tristán y para ella las prepara con verduras y chile; Lidia sirve las hamburguesas en platos chicos y se las sirve en la mesa a Tristán, a Sergio, a Alan y a ella, comienzan a comer y todos tienen una cara de amargura, Alan inmediatamente lo nota, así que mientras todos comen pregunta– ¿y a qué restaurante iban a ir? –Lidia le contesta –a Delipizzas –Alan se sorprende y dice –ese es muy buen restaurante, de hecho por su calidad hasta diría que cobran barato –lo sé, por eso íbamos a ir hoy –responde Sergio, Alan ingeniosamente comenta –pues deberíamos ponernos de acuerdo para un día ir a comer a ese restaurante ustedes y mi familia –Tristán le contesta –algún día nos pondremos de acuerdo Alan, espero que no sea pronto –esto último le da a entender a Alan que de momento ellos no están interesados en la propuesta, así que opta por probar la hamburguesa, apenas la prueba y queda fascinado con el sabor, así que dice– ¡pero qué buena hamburguesa cocinó usted tía!– ¿en serio? –pregunta Lidia extrañada, Alan le contesta –sí, ¿no me podrá servir otra después de comerme ésta? –pues con la pena Alan, pero hice esta comida para no generar gastos con tu inesperada visita –exclama Lidia un poco molesta, esto deja a Alan callado, Lidia le contesta –pero gracias Alan, por el comentario –y sonríe, provocando que Alan también sonría, así que los cuatro siguen comiendo.

Alan y El Anillo Mágico De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora