Alan y El Anillo Mágico De Hielo

Capítulo 39: El origen de los dioses.

A los siguientes días, 18, 19 y 20 de septiembre, Alan va a la preparatoria en la mañana, a entrenar con los mismos poderes en la tarde y regresando a casa a hacer tarea.

El día miércoles 20 de septiembre, terminando de entrenar, el dios del hielo les dice -muy bien aprendices, lo hicieron excelente, ya se pueden ir -pero María Fátima le pregunta -ya que es el último día de entrenamiento, ¿nos podría explicar por qué el dios del fuego y usted son rivales? -es una larga historia -dice Christopher -resúmala -le dice Alan -está bien, se las voy a contar, pongan mucha atención -dice el dios del hielo y cuenta la historia en el siguiente párrafo.

"El dios del fuego y yo nos conocemos desde la primaria, éramos buenos amigos, aunque teníamos ideologías diferentes. Cuando crecimos, él y yo comenzamos a estudiar sobre fabricación de armas, ya que a ambos nos apasionaba esa disciplina, pero mientras él decía que las armas de fuego eran lo mejor, yo sentía que era algo muy obvio y que era mejor fabricar armas de hielo, nos molestamos un poco, pero al final decidimos empezar a trabajar juntos, pero yo con armas de hielo y él con armas de fuego, también agregamos a dos amigos más, uno fabricaba armas de tierra y otro fabricaba armas de agua. Conforme pasaba el tiempo, íbamos ganando reconocimiento, hacíamos exposiciones de nuestras nuevas armas y las personas iban a verlas, todo quedaba a nombre del integrante que inventaba el arma, y los demás solo adaptábamos el arma a nuestro elemento, por ejemplo, yo inventé los guantes congelantes, así que adaptaron los guantes de fuego, y de agua y de tierra, el dios del fuego hizo la bazuca de lanzallamas, y nosotros adaptamos esa arma para el hielo, el agua y la tierra, y así sucesivamente. Pero un día, presenté el arma definitiva, el anillo mágico de hielo, que tenía acceso a todos los poderes de un elemento con solo pensarlos, lo presenté en una exposición como mi invento, pero el dios del fuego estaba tan emocionado con él, que lo puso a su nombre, como si fuera él quien lo inventó, lo demandé por violar los derechos de autor y lo metieron a la cárcel por unos años, en ese tiempo, sus familiares se fueron alejando de él, y mis compañeros de trabajo también se alejaron de mí, por temor a que les hiciera lo mismo, ya no volví a saber de ellos. Tiempo después, el dios del fuego salió de la cárcel, y como estaba completamente solo y desesperado, fue a mi casa a intentar robar el anillo, mientras que yo seguía perfeccionándolo, ahora usando uno nuevo, llegó el dios del fuego, me quitó el anillo que no funcionaba muy bien e intentó congelarme, pero hice que mi anillo absorbiera ese poder, por desgracia fue tanto que mi anillo terminó rompiéndose, y yo me convertí en un ser con poderes de hielo completamente naturales, el dios del fuego se molestó bastante conmigo, así que tomó dos bazucas de fuego y me disparó, yo lancé un rayo congelante lo más fuerte que pude, tanto que hasta le devolví el fuego, lo terminó absorbiendo el anillo, pero era tanto que también se rompió y lo convirtió en otro ser con poderes naturales, y fue ahí donde ocurrió la primera batalla entre nosotros, al perder él a sus seres queridos, quería que yo perdiera los míos, por suerte lo evité, pero esa batalla causó muchos destrozos. Veinticinco años después, ocurrió la segunda batalla, antes de eso ya había conocido a Fátima, convivimos tan bien que le conté mi secreto y ella decidió apoyarme, también la segunda fue un empate como la primera, pero decidí dejar libre el último anillo mágico de hielo a una persona especial, un anillo sin fallas, ya no se rompe si absorbe mucho poder, ya no absorbe poder si no se configura, tiene un sistema de autodefensa, puede desactivarse cuando sea, brilla, entre otras cosas, para que ahora, diecisiete años después, se lleve a cabo la que, espero, sea la última batalla entre el bando de fuego y el bando de hielo, para saber quién sobrevive, y quién morirá".

Al terminar de contar la historia, los aprendices quedan impactados, Alan le pregunta- ¿y no han pensado en hacer las paces? -al menos yo sí, pero creo que el dios del fuego ya se perdió en la locura, dudo que las paces se puedan hacer -dice Christopher, y luego les dice -ya se pueden ir, nos vemos mañana a la misma hora -Alan y María Fátima se van a sus respectivas casas y el dios del hielo se queda en la guarida.