Capítulo Trece (Pt. 2)

47 10 16
                                    


Capítulo XIII 

En el que se describe una expedición de catastróficas consecuencias.

Un rato más tarde, Sunoo partía hacia Campoespino para tratar de conseguir un caballo que lo llevara hasta la frontera meridional de Nortia. Con un poco de suerte, alcanzaría al ejército rebelde antes de que llegaran allí. Después de todo, era un muchacho y cabalgaría rápido, mientras que los hombres de Lobo debían moverse por los lindes del bosque, tratando de no llamar demasiado la atención. Si pretendía sorprender a los bárbaros en el Piedrafría, no podían dejarse ver antes del día de la batalla. 

Su misión consistía en contar a Lobo lo que Tae y Jimin habían visto en el corazón del Gran Bosque. Jimin se había ahorrado algunos detalles como, por ejemplo, la descripción de las criaturas que habían encontrado allí o el hecho de que los árboles parecieran tener vida propia. Pero sí le había explicado a Sunoo, con pelos y señales, que los bárbaros estaban extrayendo la savia de unos árboles de propiedades extraordinarias. 

Le había entregado también la cantimplora en la que había recogido la savia mágica para que se la entregara a Lobo, como prueba de que lo que decía era verdad. Y también debía hablarle de lo que Tae y Jimin pretendían hacer en Normont. Porque, en efecto, ambos iban a viajar hasta la capital del reino. Allí buscarían el lugar donde SoKyung almacenaba los barriles de savia que sacaba del bosque y los destruirían.

Jimin estaba seguro de que los guardaban en algún lugar del castillo; por esta razón, SoKyung tenía tanto interés en reunir a sus tropas allí antes de iniciar la conquista de los reinos del sur. El joven aún no había decidido cómo se las arreglarían para cruzar la ciudad sin llamar la atención, infiltrarse en el castillo, localizar la provisión de savia y privar a SoKyung de ella (¿Incendiando los barriles?, ¿vaciándolos todos en el foso del castillo?), pero se dijo a sí mismo que tenía tiempo por delante para decidirlo.

Sin embargo, tanto a Hana como a Sunoo les hizo creer que tenía un buen plan y, además, contaba con que Lobo enviaría refuerzos cuando conociera la situación. Ahora lo más importante ya no era enfrentarse a los bárbaros en el Piedrafría para impedir que invadieran los reinos del sur, sino asediar Normont para acabar con la fuente de la imbatibilidad de SoKyung, y evitar así que el resto de los bárbaros fueran también invencibles.

Cuando, tras despedirse de Hana, se pusieron en camino, Jimin confesó a Tae que no tenía ni la más remota idea de cómo llevar a cabo su plan. Pero a él no pareció importarle. Con lealtad inquebrantable, lo siguió hasta que dejaron atrás la última fila de árboles.

Allí, sin embargo, se detuvo un momento a contemplar el paisaje, asombrado. Jimin comprendió que Tae jamás había salido del bosque, y que los campos y llanuras de Nortia le resultaban extraños. El hecho de que no hubiera árboles por todas partes, de poder ver el horizonte, de no tener una cúpula de hojas sobre su cabeza... todas esas sensaciones eran nuevas para él. Jimin se preguntó si hacía bien pidiéndole que lo acompañara. Probablemente, lo más seguro para él fuera quedarse en el bosque. Además, y a pesar de que ya no tenía el pelo del color del trigo joven, su aspecto seguía llamando mucho la atención. Le planteó aquella disyuntiva, pero Tae fue categórico: no pensaba separarse de Jimin ni un solo momento.

—Ya no tengo tiempo —le dijo, angustiado—. Quiero estar contigo. Y ayudar a salvar a mi pueblo.

No hubo forma de hacerle cambiar de opinión, de modo que Jimin resolvió que lo llevaría consigo hasta Normont y ya se las arreglarían como pudieran. Y emprendieron el viaje. Jimin le había proporcionado a Tae un manto con capucha para que ocultara su aspecto en la medida de lo posible. Aún hacía calor, pero ellos trataban de avanzar de noche o al atardecer, y en aquella época del año empezaba ya a refrescar cuando el sol se ponía por el horizonte.

El canto del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora