Capítulo II
En el que se relata la invasión de Nortia por los bárbaros, el llamamiento de Jimin a la corte y lo que sucedió después.
La fiesta del solsticio acabó, y todos los nobles se dispusieron a regresar a sus tierras. Jimin lo hizo con el ánimo triste; tardaría mucho en ver de nuevo a Seokjin y a Jungkook y, además, cuando llegaran a casa, su padre debería reunir a todos sus soldados y guerreros para unirse en primavera al ejército del rey. Jimin intentó sonsacarle información durante el viaje de vuelta, pero el duque SeoJun respondió con evasivas. Su actitud inquietó al joven todavía más. Parecía sumido en profundas reflexiones, y su rostro era la viva imagen de la preocupación.
¿Habría tomado en serio las advertencias de Lobo?
El invierno llegó para quedarse en el dominio de Rocagrís, y fue especialmente duro y frío. Jimin languidecía junto a la ventana, bordando su gambesón y arrancando notas melancólicas a su laúd. No podía hacer otra cosa que esperar.
Jungkook le había prometido que iría a verlo antes de que llegara la primavera, pero el muchacho tenía un oscuro presentimiento al respecto, y temía que aquella visita no llegara a producirse. Su padre había cumplido el mandato del rey y estaba sometiendo a sus guerreros a un duro entrenamiento con la intención de prepararlos para la contienda que se avecinaba. Los ominosos presagios de Lobo parecían haber ensombrecido el ánimo de todos. Por fin, cuando el invierno estaba ya en pleno apogeo, llegó a Rocagrís un mensajero del rey. Había galopado a toda prisa por los caminos helados, pese al riesgo que ello suponía para él y para su montura, porque tenía noticias urgentes que comunicar. Y no eran buenas nuevas. Los bárbaros, dijo, habían atravesado las montañas. Los pasos estaban bloqueados por la nieve, pero ellos se las habían arreglado para cruzarlas contra todo pronóstico, y habían arrasado ya las tierras que se extendían a sus pies.
Tomados por sorpresa, los soldados de los puestos fronterizos no habían sido capaces de detenerlos. El duque SeoJun asintió, como si hubiera esperado aquella noticia. Sin apenas pronunciar palabra, lo dispuso todo para la partida. Jimin asistió a los preparativos con el corazón en un puño. Cuando su padre y sus guerreros se marcharan, el castillo quedaría protegido solo por un pequeño destacamento de guardia que estaría a sus órdenes.
El muchacho sabía que era así como se hacían las cosas: los hombres se iban a la guerra y las damas y donceles ejercían como señores del dominio en su ausencia. Pero él había crecido en tiempos de paz, y sería la primera vez que se quedara allí solo.
Notó la mano tranquilizadora de Hana en su hombro y se sintió algo mejor. Hana, que había sido su nodriza y que después se había convertido en una segunda madre para él, estaría a su lado y lo acompañaría hasta el regreso del duque. Los dos acudieron al patio para despedir a los caballeros. Jimin era vagamente consciente de que quizá aquella era la última vez que veía a su padre, pero trataba de no pensar demasiado en ello. Los bárbaros habían invadido Nortia, sí, pero, como Jungkook afirmaba, el ejército del rey HyunBin era muy superior.
Jungkook...
También él iría a la guerra. Era joven y fuerte, y un diestro guerrero, pero carecía de experiencia. A menudo, desde la noche del solsticio, Jimin había tenido pesadillas acerca de enormes y fieros bárbaros, peludos como bestias, que mataban a su padre en la batalla; otras veces, el muerto era su prometido, y en ocasiones caían los dos. Pero ahora, a punto de despedirse del duque, todo aquello se le antojaba lejano, casi irreal, tan impalpable como la niebla que se había alzado desde el arroyo aquella mañana. Los caballeros irían a la guerra, lucharían y regresarían triunfantes. No podía ser de otro modo; Jimin se aferraba a aquella esperanza. El duque SeoJun se inclinó para besar la frente de su hijo.
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El canto del bosque
FantasiaJimin, el único hijo del duque de Rocagrís, está prometido al joven Jungkook de Castelmar desde que ambos eran niños. Los dos se aman y se casarán en primavera. Sin embargo, durante los festejos del solsticio de invierno, un arisco montaraz advierte...