Capítulo 09

38 12 98
                                    

☠︎✞︎

Veo algo

Entre toda la oscuridad veo algo... no, a alguien.

Viene lejos, y comienzo una batalla mental entre si correr o quedarme.

Luego vuelvo a caer en la realidad en la cual moverme por mi misma es algo que no puedo hacer.

La idea de que estoy en el infierno sigue rondando por mi cabeza. Digo... motivos para estar ahí me sobran, he matado, he torturado, he mentido, y terminaría mañana si enumero todos.

Mi pecho se oprime al pensar en que nunca volveré a ver a mi madre, que nunca podré disculparme con ella por la mierda de persona que he sido, en que jamás volveré a mirarle el rostro a mi hermano y sentir ese sentimiento inefable mientras le veo dormir como un angelito.

Quiero llorar pero me es imposible, y con toda mi energía comienzo a intentar moverme, hablar, algo, pero como ya dije, intenté, no lo logré.

Ese alguien que había visto seguía acercándose, cada vez más y más cerca. Incluso pude llegar a ver mejor su silueta.

Y ahora más que nunca necesitaba correr, huir de ahí. Creo que este es justo el momento en el que el remordimiento se apodera de mi y mi vida pasa ante mis ojos.

Yo forcejeando con un chico y de un minuto a otro dicho chico cayó inconsciente en el piso tras un golpe que le di en la parte trasera de su cabeza, su nombre era Hermes, y murió desangrándose sin una pierna y con el pecho abierto.

Un corte limpio en el cuello que terminó rápidamente con la vida de otra chica, Sofía, su muerte fue rápida pero el dolor que sintió una hora antes no lo era, otra imagen mía cortándole la mano tal tronco de árbol me invadió.

Diente tras diente le saqué a sangre fría a una mujer, su boca soltaba sangre por montones, luego de divertirme un rato, comenzé a clavar un cuchillo afilado en diferentes puntos de su cuerpo jugando de tal manera para no matarla tan rápidamente... hasta que me aburrí y le arrebaté la vida cortándole el cuello.

Y cientos de escenarios más que inevitablemente me llenaban de remordimiento y odio hacia mi misma, si pudiera virar el tiempo y deshacer todo lo mal que hice... no lo hiciera, porque me arrepiento de la manera tan cruel en la que todos murieron, pero no de eso, de que murieran, porque todos y cada uno tenían un listado asqueroso de mierdas que hicieron hacia personas totalmente inocentes, tal y como lo hice yo, solo que yo jamás maté, golpeé o maltreté a niños, o a bebés, y eso nos diferenciaba inmensamente.

La mujer que ya conocía tan bien se encontraba a pasos caminando lentamente hacia mi, cosa que consideré como una tortura ya que mi corazón lo sentía saliéndose.

¿Acaso ni en el infierno me va a dejar de perseguir?

Anette se acercó hacia mi cuerpo que yacía débil y inmovilizado entre toda esta oscuridad que no me permitía saber donde estaba.

Insitintivamemte dirigí mi mirada a sus manos y me sorprendió el hecho de que no hubiera ningún arma blanca entre estas, incluso entre todo mi miedo me permití mirar su anatomía, conservaba su bata blanca que estaba raramente pulcra al igual que sus manos, al ver su cara noté lo limpia que se encontraba, su pelo negro corto bien peinado e incluso traía una margrita en su oreja.

Levantó su mano y mentalmente me preparé para sentir nuevamente el dolor, pero asombrosamente nunca llegó, solo sentí una caricia en mi cachete, tan delicada como si fuese un muñeco echo trizas que al más mínimo golpe se caería partiéndose más de lo que está y desapareciendo, su mano emanaba un calor hogareño, casi que como el de una madre demostrándole a su hija cuanto la ama, pero todas esas sensaciones fueron efímeras.

Cuando los ángeles lloranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora