Una vez que habíamos llegado a la casa-mansión del grosero o no sé de quién sea esa casa, me salvé del problema gracias a Kiara y Amy que estaban en el living.
-Hola, ¿dónde estaban?-Preguntó Kiara, aplicándole brillo a Amy que tenía una sonrisa en su cara.
-Pregúntale a Chase-señaló el grosero.
Kiara miró a Chase esperando una respuesta.
-Eh... Estábamos, ¿comiendo helado, Meg?-Me preguntó para que tratara de ayudarlo.
Él quería que lo ayudara sabiendo que ya yo tenía la soga al cuello.
-Eh, sí.-Rasqué mi nuca.
-¿Y por qué tardaron tanto?-Volvió a cuestionar-. Kyle, ¿tú los acompañaste?
Ella lo miró como si no se pudiera creer lo que estaba ocurriendo.
-No. Yo sólo los fui a buscar.
El grosero se disponía a subir a la habitación cuando Kiara lo detiene.
-Eh, Kyle...-Ella estaba buscando las palabras para decirle-. La TV de Amy se dañó y tuvimos que tomar la de Chloe.
Ella me dio una mirada rápida como para ver que decía al respecto.
¡Mierda! Adiós Transformers.
-Bueno, no importa.-Hizo un ademán-. Chase, necesito que lleves los papeles que te pedí a mi oficina. Yo termino lo que estoy haciendo y luego te alcanzo, ¿vale?
Claro, como él es el que no se va a perder Transformers.
-No te preocupes, hermano.
-De acuerdo.
Él ni me miró, ni me dijo nada. Estaba demasiado raro. ¿Será que no me iba a reclamar? ¿No le dirá nada a mis padres?
-Kiara, yo me tengo que ir en unos diez minutos. Megan queda en tus manos.
Por favor, no me iba a escapar.
-Está bien.-Asintió.
-Meg, vamos.-Tomó mi mano-. Te acompaño a tu habitación.
***
-¿Por qué estás tan callada, Meg?-Me miró fijamente-. ¿Es por la TV?
-Ajá.
-¿Por qué?
-No pude leer las instrucciones-dije algo triste-. Creí que había tiempo.
Chase rió y yo le fulminé con la mirada.
-Lo siento.-Su rostro se puso serio-. Ya te repondrán el otro.
-Ya no será lo mismo-dije con la mirada perdida.
-Nunca nada es lo mismo, Meg.
-Ajá.
-¿Me prometes que vas a estar bien?-Yo asentí.
-¿Estás segura?-Negué con la cabeza.
-¿Por qué?
-Porque tú te vas, Chase, y él se queda.
-No lo hará-dijo-. El tiene que ir a la oficina y yo no tardaré, ¿de acuerdo?
-De acuerdo.
-¿Me das un abrazo?-Preguntó suavemente.
No hubo falta responderle porque yo ya estaba abrazándole.
-Te quiero mucho, Meg.
-Yo también te quiero mucho, Chasito-bromeé.
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GROSERO ©
RomanceEsto no es una historia normal. No hay tristeza, felicidad, risas, llantos como tal. Aquí hay más que esto. A veces la vida es tan seria que las personas están acostumbrado a ver, leer todo aquello que se asemeje a lo que está estipulado en el mun...