Capítulo 33

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Nerviosamente seguí al auto en donde llevaban al grosero. Menos mal y salió Megan al rescate porque si no, me hubiera detenido en todos los semáforos posibles. Y cuando tenía ganas de hacerlo, sentía la voz del grosero en mi cabeza diciéndome que tenía que acelerar y que no había ningún auto.

Se detuvieron en una casa cerca al mar y algo abandonada. Muy fea, pero fea de todas las fealdades feas.

Definitivamente esa casa no será mía. Para nada.

Bueno, ahora, ¿qué debía hacer?

No tenía un arma con la cual defenderme, ésta vez veía más personal, y no es por menospreciar a mi querido sexo, pero era mujer, y con semejantes gorilas alrededor ya que iba a ser capaz de rescatar al Tarzán.

¡Qué bien! ¡Dije una metáfora!

Di reversa y puse el auto en marcha.

Espérame sentado junto al mar, grosero, para que de tu mano pueda caminar, y niño, no importa que se pase toda tu vida, pero espérame.

¿Qué? Tenía que ir por ayuda. Es la única forma que el grosero pueda salir de esta.

Me imagino que esa gente ya debe estar preparada. Me pregunto, ¿quién está detrás de todo esto? ¿Quién lo quiere en esta posición? ¿Habrá helado? ¿Cuál será su sabor favorito?

Me bajé tan rápido del auto que me caí al suelo y Batman vio, pero estaba teniendo una lucha consigo mismo acerca de ayudarme o reírse.

Hizo las dos.

-¡Suéltame!-Le fulminé con la mirada.

-Meg...-Le costaba respirar.

-No digas más nada.-Levanté una mano indignada.

¿Cuándo iba a dejar de lastimarme el mismo pie? Una tropezada más y era pirata.

Seguí mi camino hacia la casa-mansión del grosero, cuando me percaté de que Batman me estaba siguiendo.

-Meg, ¿dónde está Kyle?

Entré a la sala de estar y lo que veía no me gustaba nada.

Estaba los padres del grosero y Chase.

Sacudí mi cabeza y seguí adelante.

-¿Qué onda, Chase?-Saludé.

-Hola, Meg. ¿Te divertiste? ¿Por qué estás cojeando?

Su rostro sólo mostraba preocupación.

-Uggghh. Lo mismo de siempre, Chase.-Me quejé-. Muero por un helado. Ya vuelvo.

Sin saludar a los degenerados, fui a la cocina por dos potes de helado.

Abrir el refrigerador era como el paraíso para todo mi ser, no podía imaginar una vida sin ellos.

Tomé mis dos helados, y volví a la sala de estar, ellos aún estaban en la misma posición como me fui. Como si estuvieran esperando a que volviera.

Miré con desprecio para nada disimulado a sus padres y me puse en marcha para ir a mi habitación. Sin embargo, Chase me detuvo.

-Meg, ¿dónde está Kyle?

Ahora que me daba cuenta, Batman, Robin, Linterna verde y Flash estaban de pie como si algo raro estuviera pasando.

¿Algo raro pasaba?

-Ah, sí, Chase, voy a llevarle este helado. Ya vuelvo.

Giré y comencé a subir las escaleras, luego me detuve y volví a girar, y bajé las escaleras.

GROSERO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora