-¿Quieres olvidarlo ya?- soltó Arielle algo irritada.
-No- dije haciendo pucheros. Después de que llegáramos al centro comercial, hice que Arielle me acompañara al baño, necesitaba mirarme en el espejo, quería comprobar si era Megan Fox, pero me decepcioné al ver que seguía siendo yo. Necesitaba encontrar una explicación a lo que me estaba ocurriendo.
-Te regalo un helado.
-Esta bien.- Arrastré mis palabras. Arielle sonrió. ¿Por qué no podía ser Megan Fox?
Entramos a varios almacenes en busca de las cosas que faltaban para la fiesta y después de tanto caminar pudimos dar con ello.
Aún no podía dejar de pensar lo que estaba ocurriendo, si Batman y Robin no hubiesen llegado a tiempo, no sé qué sería de mi y de mi virginidad; sé qué no parecía, pero estaba algo asustada, no sé si era por el hecho de que casi me violan y me hacen trizas ó porque dos guardaespaldas llamados Batman y Robin me rescataron, lo sé, suena algo irreal.
-¿De qué sabor lo quieres?- preguntó Arielle.
-Browne.
-¿Doble?
-Si, si.- Estaba algo distraída, necesitaba saber qué estaba pasando con mi aburrida vida, hace unos días no pasaba nada emocionante que no fuera verme con Michael y ver películas de acción con Arielle, lo sé, vivo la vida al extremo.
-¡Chloe, ven!- Arielle me llamaba para que fuera a buscar mi helado, ¿por qué no podía traermelo ella?
-¡Oh, dios! Esto es vida.- dije dirigiéndome hacia la mesa con los ojos puestos en mi maravilloso helado.
-Chloe, ¡cuidado!
-¿Qué diablos...?- Miré confundida a Arielle, pero enseguida choco con un poste parecido al que choqué la vez pasada, de carne y hueso.
-¡Te dije que tuvieras cuidado!- Arielle me gritaba, yo sólo podía concentrarme que mi delicioso helado estaba todo pegado en la ropa de aquel poste. Mi Peter, quiero que sepas que te amo con toda mi alma, jamás te olvidaré. ¿Qué? Es normal nombrar a tu helado.
Bien, Chloe. Ya te despediste de Peter, hora de disculparse.
-Lo siento, no fue mi-me interrumpió aquel poste que acabó con mi hermoso helado Peter.-Tranquila, no pasa nada.
-Lo siento, yo... Espera, ¿qué dijiste?
-Que no pasa nada. Apuesto a que esto se quita.- señaló donde estaba todo mi rico helado.
-Gracias.- Sonreí. Lo cual fue raro, pero el chico me devolvió la sonrisa. Ahora que caigo en cuenta, es la segunda vez que me pasa. Chloe, algún día de esto te van a matar por descuidada. Y también por exagerada. A diferencia, este chico era más joven, tenía ojos oscuros, parecidos al de aquel grosero empresario, pero este era más joven y se notaba más alegre y menos amargado; estaba en forma, pero no estaba tan musculoso como el amargado, y sin duda este era un poco más bajo que él, pero más alto que yo. Si, no soy familia de Michael Jordan.
-Chase.
-¿Ah?- dije algo confundida.
-Chase Evans.- Levantó su mano para que yo la estrechase con la mía.
-Chloe Adams.- respondí dándole la mano.
-Un gusto, Chloe.- Sonrió. Creo que la razón por la que tengo calor es porque no pude disfrutar mi helado. Eso debe ser, ¿no?
-¿Te importaría si te compro otro?
-¿Qué? No, no. De ninguna manera voy a aceptar que tú me compres un helado, ¡yo fui la que te arruiné tu camisa!
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GROSERO ©
RomanceEsto no es una historia normal. No hay tristeza, felicidad, risas, llantos como tal. Aquí hay más que esto. A veces la vida es tan seria que las personas están acostumbrado a ver, leer todo aquello que se asemeje a lo que está estipulado en el mun...