Epílogo

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El frío del invierto hacia que el vapor de su aliento pudiera ser visible, la chica de ya 20 años esperaba frente al gran museo a su cita, el chico no era para nada impuntual, de hecho, era el ser más puntual que pudiera conocer, pero bueno, a todos les podía pasar alguna vez. Fijo sus ojos carmesíes en la calle sin mirar a nadie en particular, simplemente miraba a la gente pasar. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no se percató el momento en que el chico ya estaba a lado suyo.
-¿Azami?
La nombrada salto del susto, miro al muchacho y este mantenía una expresión relajada en el rostro, puede que sus cejas estuvieran un poco fruncidas, no lo sabía con exactitud.
-Pudiste matarme-dijo la chica llevando sus manos a su pecho.
-Lo lamento-contestó el chico con sinceridad-, por asustarte y por llegar tarde, tuve que ir a dejar un mandado a la clínica.
-La Señora Ushijima debe de estar apurada.
El joven moreno de cabellos blancos suspiro, su madre en ocasiones era muy olvidadiza.
-Sí, trabaja demasiado.
-Es normal cuando eres la directora de la clínica, y no cualquier clínica, es la mejor de la ciudad-dijo con admiración la chica de cabello castaño.
Yukiteru sonrió, era verdad, su madre era todo un ejemplo a seguir.
-Bueno ¿Vamos?...no quiero escuchar el sermón de Akira por llegar tarde a su presentación.
-Es verdad.
Ambos dieron la media vuelta para comenzar a subir los escalones hacia el museo, el mellizo mayor de los Oikawa tendría su primera exposición de arte, el chico había pintado diez cuadros en total, y que en realidad eran bastantes buenos.
-¿Los Señores Oikawa van a venir?-pregunto Yukiteru.
-Si, pueden tener mil cosas que hacer, pero faltar a un evento de alguno de nosotros, jamás…por cierto ¿Cómo te va en la universidad?
-Bueno pues académicamente estoy bastante bien, y en cuanto al equipo, también me va bien…nada de lo que me pueda quejar.
-Estudiar administración de empresas y ser un buen jugador de soccer, eres todo un caso.
Yukiteru soltó una pequeña risa.
-Habla la chica que es reconocida como la mejor setter de la selección juvenil de japón…y que, además, está estudiando gastronomía. ¿Cómo administras tu tiempo?
-Hago lo mismo que tú, obtengo tiempo de donde no lo hay.
Llegaron a una sala amplia llena de luz natural, en las paredes estaban colgadas las piezas de su hermano, y para su sorpresa, sus padres ya estaban ahí, sentados a los lejos, esperando a que el recorrido empezara. De forma automática fueron hasta ellos, el primero en verlos fue el padre de la chica, el hombre lucio bastante bien, sus facciones lo hacían ver un hombre bastante atractivo, además esas gafas y su ropa en general, lo hacían ver elegante. La mirada de Tooru fue directamente al chico que iba al lado de su hija, no le encantaba la idea de que el hijo de Ushiwaka fuera muy unido a su pequeña princesa. Por otro lado, Sayuri, la mujer a pesar de tener un cabello largo, la mujer lo tenía atorado en un chongo con su típico flequillo, su vestimenta al igual que la de su marido era elegante, ambos parecían de esas parejas que salían en las revistas.
-No vi cuando pasaron-revelo Azami.
-Lo notamos-contesto Sayuri-, estabas perdida en el limbo.
-Hola Señores Oikawa-dijo Yukiteru haciendo una reverencia.
-Hola Ushijima-kun-le saludo la mujer con amabilidad.
-Hola niño.
-Iremos a mirar que hay-dijo la castaña jalando un poco al chico, Yukiteru simplemente se despidió con la mano.
Ambos adultos se quedaron mirando la espalda de los chicos.
-De todo el jodido mundo, él ¿Enserio?....¿Por qué?
-Deja de lado tu rivalidad con Ushijima, eso ya tiene años. Y Yukiteru no tiene la culpa de nada.
-Sabes que no puedo, somos rivales a tope, nuestros equipos estarán participando en el torneo…lo bueno que Yukiteru no se parece del todo a esa bestia.
-Es una extraña, pero acertada combinación de Konan y Wakatoshi…además, no te hagas ideas raras en tu cabeza, sabes muy bien que Azami acaba de salir de una relación, Yukiteru es simplemente su mejor amigo.
-Es que así se empieza, lo sé.
Sayuri puso los ojos en blanco, su marido en modo celoso con su hija era imposible de tratar. Al notar que la gente estaba comenzando a juntarse, le dio unos golpecitos a su marido para que saliera de su “enojo”, ella sabía perfectamente que Yukiteru le agradaba, pero eso no lo iba a revelar.
Oikawa Akira, el chico lucia una radiante sonrisa en la cara, sus fans tomaban fotos de todos lo modos que podían, pues el chico siempre había sido popular en la escuela, ahí y en Argentina.
-Buen día-hizo una reverencia-, gracias por estar aquí el día de hoy.
El azabache comenzaba a explicar el tema de su exposición, que básicamente se trataba de la libertad, rebeldía y no podía faltar, amor. Fue guiando a la multitud de cuadro en cuadro, algunos Azami ya los había visto, pero había otros que no sabía cuando era que su hermano lo había pintado.
La chica noto que sus padres estaban a unos metros delante de ellos, siendo discretos, tenían sus manos unidas, e incluso podía notar como su padre le daba acariciaba con sus dedos la mano de su madre. Para ella, el amor tenía que funcionar de esa manera, sus padres eran el ejemplo claro de ese sentimiento. Sus demostraciones de afecto no eran extravagantes, pero al estar cerca de ellos, podía notarlo, porque siempre había detalles mínimos que lo hacían notar, por ejemplo, en ese instante, que su padre miraba la pintura, su madre estaba concentrada en el rostro del hombre. Seguramente ya lo conocía a fondo, es decir, se veían diario…no podía escapársele algún detalle. Y era lo mismo al revés, en algunas ocasiones era su padre quien se perdía mirando a su madre. Ella quería algo así, y es que, por la historia de ellos dos, cada día que pasaba se le hacía más difícil imaginar que encontraría a su alma gemela, al amor de su vida.
La historia divide al alma gemela y amor de su vida, pero es que, al ver a sus padres, no lo podía diferenciar, ellos eran mejores amigos, esposos, ellos eran su todo.
-Que pintura tan interesante-escucho a Yukiteru hablar.
Azami levanto la vista a la pintura, tenía un concepto de amor, pero es que no era cualquier pintura, en ella estaban plasmados sus progenitores de espaldas, mientras sus palmas detenían un valor de voleibol, y de su dedo meñique colgaba un hilo rojo.
-Setter-fueron las palabras de su hermano-…así es como se titula esta obra.
Akira poso su mirada en sus padres, los dos estaban sorprendidos ¿En qué momento había hecho aquello?
-¿Las personas plasmadas, tienen algo en común?-pregunto una chica de cabellos rubios.
Akira sonrió.
-Lamento contestar con otra pregunta, pero ¿Por qué lo piensa así?
La chica se llevo su lápiz a la punta de sus labios.
-Me da esa impresión, de que es un sentimiento real, no uno que intenta demostrar unos simples modelos.
El chico sonrió con satisfacción.
-Pues en realidad sí, aunque estos modelos los tome por medio de fotografías, porque no podía viajar a través del tiempo para poder ver como lucían mis padres ¿verdad?
-¿Oh, son sus padres?
-Sí, ¿Verdad que transmiten esa aura de romance, amor y amistad?-la chica asintió en repetidas ocasiones-….y es que eso puede notarse sin siquiera ser pintados o fotografiados, solo mírenlos- extendió su mano, mostrando a todo el publico que sus padres, estaban ahí.
Un tic apareció en ojo de Sayuri, ese niño no tenía filtro. Mientras que Tooru se sostenía el puente de la nariz, su hijo era todo un caso.
***
Un par de miradas rojas y chocolates, miraban a ese pequeño sinvergüenza que comía pastel sin remordimiento alguno. No podían creer que su hijo lucrara con sus sentimientos.
-¿Por qué no nos avisaste?-Tooru fue el primero en hablar.
-Porque si lo hacía, me iban a prohibir exhibirla…no iba arriesgarme a eso ¿verdad?
Sayuri parpadeo un par de veces, era increíble.
-Debiste preguntarnos.
-Lo sé, lo tengo muy claro…pero repito, ustedes no iban a querer…y miren que fue la pintura que vendí a un muy buen precio. 
Ambos adultos suspiraron, ya no podían hacer nada.
-Sólo, debiste quitar las marcas-hablo Sayuri mirando a través de la ventana-…no eran necesarias.
Akira se removió en su lugar, de todo lo que le pudieran decir, justo eso era lo que más temía.
-No quise hacerte daño mamá, lo siento.
-Todo el mundo que sabe algo de voleibol sabe mi historia, no es algo que puedas ocultar con maquillaje toda tu vida, pero preferiría hacer eso de lado.
Akira asintió.
-Donaré el dinero a una organización que trabaja con niños maltratados.
-Eso está bien-respondió Sayuri.
Tooru miro a su esposa de reojo, ese tema, con sus hijos al menos no era algo que les podía ocultar, y cuando se enteraron, ambos lloraron y se aferraron a su madre hasta quedar dormidos, incluso le prometieron que jamás iba a permitir que nadie la dañaría de nuevo. Era un tema muy sensible, había sido descarado por parte de Akira presentarlo en una pintura.
-Sólo se más consciente, y empático, por favor-hablo Tooru.
El chico asintió e hizo una reverencia en forma de disculpa.
***
Se encontraba sola en la casa, sus hijos estaban en su universidad…su marido, él estaba con su equipo de voleibol, y ella, bueno después de retirarse totalmente de la cancha, se dedico a abrir organizaciones para niños que quisieran practicar el deporte, también había abierto su propia repostería, ahora a sus casi 45 años, pensaba que había hecho muchas cosas, y en su mayoría estaban bien.
Ya tenía más de 20 años casada con Oikawa, era increíble lo rápido que había pasado el tiempo. Pero se sorprendía más el saber que tenía a su propia familia, a sus propios hijos, y que todo era como a ella le hubiera gustado tener cuando era chica…no podía cambiar el pasado, pero el futuro claro que sí, y ese presente era suyo, lo estaba disfrutando, y eso era lo que más le hacía feliz. Ya solo quedaba esperar a que sus hijos se casaran, a que tuvieran sus propios hijos…en ocasiones como esa, se preguntaba ¿Qué mas quería hacer?...había mucho cosas por hacer, pero ¿Cuál sería la mejor?...no importaba, lo que sea que fuera hacer, estaba segura de que aquel moreno coqueto de ojos brillantes estaría a su lado.
Le iba a preparar un pastel, tal vez unas galletas…esa era la mejor forma para ella de demostrar su amor, así que no importaba cuantas cosas tuviera que hornear, ella lo haría.

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Chicxs oficialmente esta historia llega a su fin, muchas gracias por leerla, de verdad se los agradezco 💜

Esperó que les haya gustado 🌟

Esta es mi tercera obra totalmente terminada, así que me emociona ✨✨... gracias otra vez, y los invito a darse una vuelta por mis otras historias.
Sin más, cuídense y les mando un fuerte abrazo.





Setter [Oikawa Tooru x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora