Capítulo 3

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Narra Perth:

Después de mi encuentro con Saint, todo ha sido como caminar entre nubes hermosas, esponjosas y de color rosa. No sé muy bien lo qué me pasó; solo entiendo que su sola presencia me hizo sentir realmente feliz y con muchas ganas de hacer bien las cosas.

- ¿Y tú por qué andas tan feliz? ¿Piensas en un plan malévolo para atacarme?

- Hoy... Conocí a alguien...

- ¡Y te pegó fuerte por lo que veo! ¿Fue amor a primera vista?

- No puedo hablar por él; pero en mi caso, literalmente, caí rendido ante su hermosa sonrisa.

- ¿Él? ¿Así que es un chico?

- Sí, y para ser específicos; el más adorable que podrías llegar a conocer.

- ¿Y cómo se llama?

- ¡Qué te importa! - Dije algo molesto.

- ¡Oye! ¡Tengo curiosidad! ¡Ven aquí! ¿Por qué huyes?

Pues sí, realmente salí corriendo a mi habitación, no quería estar contestando preguntas ridículas y mucho menos si Plan se lo contaría a Yacht. Por otra parte, no podía dejar de pensar en Saint, es tan lindo, su sonrisa tímida, y sus hermosos ojos regañándome por haberle arrojado esa botella.

Me fui a la oficina, atendí a mis pacientes, todos ellos son menores de 10 años y la mayoría huérfanos; por mi convenio con el gobierno. Porque sí, no todos los niños que han sido abandonados en orfanatos, tienen un pasado lleno de dulces y felicidad.

La verdad es que, conocer a estos niños, me ha hecho desear adoptarlos, bueno, no a todos; pero sí me haría feliz, ser padre de algunos de ellos. Cuando ya pasan de los 10 años, empiezan a tener sesiones con Sammy, ya que ella se hace responsable hasta que cumplen su mayoría de edad.

Soy muy feliz con mi vida actualmente, tal vez tuve un traspié hace dos años; y lo único que agradezco es que mis amigos no me abandonaron. Ahora aparece Saint; la única persona que me hizo sentir algo bueno por mí mismo y creo que el primero que me provoca sentimientos.

- ¿Adónde vas tan temprano?- Sí, desperté temprano.

- Bueno, anoche tomé el medicamento y dormí como un bebé; así que pensé en ir a correr un poco al parque.

- Espera, ¿cómo que al parque? ¿Desde cuándo vas ahí?

- Desde hoy; nos vemos Plan.

No permití que siguiera hablando, porque preguntaría cada vez más y con eso, solo lograría que mi paciencia se agotara. Honestamente, mi prisa era, llegar rápido al parque para poder estar atento al momento que él llegara y así no verme tan desordenado al tenerlo cerca.

Era un idiota, asomándome de árbol en árbol, esperando a que apareciera de un momento a otro con desesperación. Estaba parado muy tranquilo, viendo todo el parque, hasta que me llevé un buen susto cuando alguien puso su mano sobre mi hombro izquierdo.

- AHAHAH, ¡Saint!

- ¿Estás bien? Jajajaja...

- No te burles, casi haces que mi corazón se detenga.

- ¿Qué haces asomado ahí?... Tú... ¿Me buscabas? - Y sonríe.

- No, me escondía... ¡Tu sonrisa es hermosa!

- ¿Acaso intentas cambiar de tema?... - Sonríe de nuevo. - ¡Ven, caminemos juntos!

Con todo el gusto del mundo lo acompañé para caminar así por el parque y me encanta sentirme nervioso por estar a su lado. Empezamos a conversar de algunas cosas; pero, la charla se puso tan interesante, que no vimos venir a un idiota en motocicleta dentro del parque.

Cuando escuché que todos gritaban que nos quitáramos del camino, solo pude pensar en él, porque estaba a mi derecha, justo al centro del sendero. Lo más rápido que se me ocurrió, fue agarrarlo de la cintura, haciéndonos salir para quedar uno frente al otro, mientras su espalda presionaba contra un árbol.

- ¡Perdóname! ¿Te lastimé?

- No, al contrario; gracias por salvarme de ese loco. - Me puse nervioso al tenerlo tan cerca, así que me alejé y volví a cambiar el tema.

- ¿Y tu amigo no vendrá? ¡Ayer dijiste que vienes aquí con tu amigo!

- Jajaja, es que...

- ¿Me mentiste? ¿No te acompañó nadie aquí?

- No es eso... Es que mi amigo es... El que acaba de pasar como loco en la motocicleta. - Dice avergonzado.

- ¿Tu amigo sería capaz de lastimarte? - Me molesté un poco.

- No, él siempre bromea así, incluso a otro chico llamado Plan me parece, también se le fue encima con su deportivo.

Honestamente me sentí incómodo cuando dijo eso de que su amigo solo bromeaba, yo sería capaz de golpear a Yacht; pero no de intentar atropellarlos. Aunque en ese momento comprendí que posiblemente estábamos hablando de mi amigo Plan; y no dije nada porque el sujeto se quitó el casco.

- ¿Quién lo diría? ¡Tú y el enano son amigos!

- ¿¡Este imbécil es tu amigo!?... Y tú, ¿no sabes que no es correcto bromear de esa manera? ¡Pudiste lastimarlo!

- ¡Uy que miedo! ¡El gatito se convirtió en tigre!

En el momento que iba a gritarle, él me explicó que no estaba bromeando, solo quería saber si yo sería una buena persona con Saint. Si yo lo protegía, él no diría nada al respecto sobre mí; pero si yo escapaba solo, él se encargaría de desprestigiarme frente a este chico apuesto.

- No soy tan mala persona como parezco, ¿sabes?

- Me llamo Perth, puedes decirme así.

- Soy Mean, y me alegra que al fin podamos hablar como personas decentes.

Admito que tiene razón, por primera vez no quiero patear su trasero por ser tan grosero e irreverente; y Saint parece feliz por eso. A los pocos minutos, apareció un oficial de tránsito, para ponerle una multa; no debió meter esa motocicleta al parque, puede ser muy peligroso.

Realmente, nos hizo reír mucho lo que sucedió, porque eso le pasó por creerse tan rico y suave, aunque venga de cuna de oro. Comenzamos a caminar con Saint de nuevo, íbamos muy tranquilos, él me contaba sobre cómo llegó a esta ciudad y que por ahora está en búsqueda de empleo.

- ¿Te gustaría trabajar para mí? - Abre sus ojos con sorpresa.

- ¿Hablas en serio? - Sonríe con alegría. - ¿Y qué tengo que hacer?

- Bueno, desde hace mucho, con mi mejor amiga Sammy compartimos asistente y ahora, creo que puedo tener uno personal, solo para mí.

- Bueno, con gusto; solo dile a la asistente que me enseñe por favor.

- Claro que se lo diré. - Luego parece que recordó algo y extendió su mano. - ¿Qué sucede?

- Dame para pagar la tintorería, yo... No pude quitarle la mancha a mi ropa, así que la llevé a los expertos. - Me causó un poco de gracia.

- Ten, es mi tarjeta; llámame para que empieces mañana mismo y con respecto a tu ropa, dile a mi tía Nati que lo cargue a mi cuenta.

- ¿Tu tía Nati?

- Sí, es la única que tiene una tintorería cerca del parque y asumo que llevaste tu ropa ahí.

Saint baja su cabeza y sonríe tímidamente; creo que es todo lo que necesito para que mi corazón se vuelva loco otra vez...

No Deberías Amarme "PinSon"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora